jueves, 30 de junio de 2016

Las hojas de mi carne


Caravanas sin fin 
formadas por jirafas 
van comiendo las hojas de mi carne 
hasta llegar a deshojarla.

En el internado


A los catorce años yo era alumna de un internado de Appenzell. El lugar por el que Robert Walser había dado muchos paseos cuando estaba en el manicomio, en Herisau, no lejos de nuestro instituto. Murió en la nieve. Hay fotografías que muestran sus huellas y la posición del cuerpo en la nieve. Nosotras no conocíamos al escritor (…) Es una verdadera lástima que no hubiésemos conocido la existencia de Walser, habríamos recogido una flor para él. También Kant antes de morir, se conmovió cuando una desconocida le ofreció una rosa.

Fleur JaeggyLos hermosos años del castigo 
Ed. Tusquets
Trad. Juana Bignozzi

miércoles, 29 de junio de 2016

Consejos


Hacer de cada espacio donde se esté, un lugar limpio, aireado, claro, un oasis para uno mismo y para los otros. Un lugar en el cual no entre el ruido inútil. Observar las disciplinas humildes. Fidelidad en las pequeñas cosas. Dejar cada recinto, cada objeto, más limpio, en lo posible, más agradable a la vista que antes de haber ingresado en él, de haberlo tocado. ...Tomar un poco de vino en la noche, como una deliciosa medicina. La cerveza, alimento líquido. La sidra, esencia del vergel. El té, caricia de Buda. Estimulante ligero, apoyo casi espiritual. El café, auxiliar casi ya demasiado fuerte. Un poco, en la mañana, pero con intervalos durante la jornada, en caso de gran fatiga. ...Cuando era joven, amaba bastante el pintalabios y el rubor en las mejillas que enciende el color de los ojos. Ahora no, o casi nunca y apenas. Que nuestro último rostro sea visto tal y como es.

Marguerite Yourcenar

Nombre y sombra


Perder nuestro nombre es como perder nuestra sombra; ser sólo nuestro nombre es reducirnos a ser sombra.

Octavio Paz
Literatura y literalidad
Ed. Tusquets, 1971

martes, 28 de junio de 2016

Algo de eternidad


Tratar de arrancar algo de eternidad a lo que es desesperadamente efímero constituye el gran truco mágico de la existencia humana.

Tennessee Williams
Un tranvía llamado deseo, 1948

Fotograma de Un tranvía llamado deseo, 1951, basada en la obra del mismo nombre.

Cenizas


Hemos dicho palabras
palabras para despertar a los muertos,
palabras para hacer un fuego,
palabras donde poder sentarnos
y sonreír.

hemos creado el sermón
del pájaro y del mar,
el sermón del agua,
el sermón del amor.
Nos hemos arrodillado
y adorado frases extensas
como el suspiro de la estrella,
frases como olas, frases como alas.

Hemos inventado nuevos nombres
para el vino y para la risa,
para las miradas y sus terribles caminos.

Cenizas

lunes, 27 de junio de 2016

Larga mirada


Qué larga mirada has echado
sobre el espejo donde te haces.
Allí no estabas.
Y una sola mujer fatigada,
cansada
como por una larga vigilia
que durase toda la vida,
se ha mirado al espejo
y allí se ha reconocido.

Ante el espejo

Creí morir


La plaza estaba oscura, y yo caminaba indiferente por el interior de los soportales. De pronto se acabaron los soportales y giré la cabeza, y encima de mí, aplastándome con su belleza y también con su enormidad, estaba la catedral. Creí morir. Nadie me había dicho que un ángel hermoso puede matarnos con su sombra, nadie me había hablado de Rilke.

Antonio Pereira, La belleza terrible
Incluido en Antonio Pereira, Todos los cuentos
Ed. Siruela, 2012
Prólogo de Antonio Gamoneda

Fot. Charles Nègre
Henri Le Secq et Le Stryge
Notre Dame de Paris, 1853

domingo, 26 de junio de 2016

A pesar de la sombra


Y he aquí que al mirar
a lo alto sin creer en el cielo, veo
a pesar de la sombra.

Traducciones / Perversiones
Ed. Visor de Poesía, 2011
Edición de Túa Blesa

Fot. Herb Ritts

sábado, 25 de junio de 2016

Nada


Después de todo, todo ha sido nada,
a pesar de que un día lo fue todo.
Después de nada , o después de todo
supe que todo no era más que nada.
Grito " !Todo !", y el eco dice "! Nada!".
Grito "! Nada !", y el eco dice "!Todo !".
Ahora sé que la nada lo era todo,
y todo era ceniza de la nada.
No queda nada de lo que fue nada.
(Era ilusión lo que creía todo
y que, en definitiva, era la nada.)
Qué más da que la nada fuera nada
si más nada será, después de todo, 
después de tanto todo para nada.

Vida

Con quien hablo a solas


Eres la compañía con quien hablo
de pronto, a solas.
Te forman las palabras
que salen del silencio
y del tanque de sueño en que me ahogo
libre hasta despertar.


viernes, 24 de junio de 2016

No soy de este mundo


Simplemente no soy de este mundo... yo habito con frenesí la luna. No tengo miedo de morir; tengo miedo de esta tierra ajena, agresiva... no puedo pensar en cosas concretas; no me interesan. Yo no sé hablar como todos. Mis palabras son extrañas y vienen de lejos, de donde no es, de los encuentros con nadie... ¿qué haré cuando me sumerja en mis fantásticos sueños y no pueda ascender? Porque alguna vez va a tener que suceder. Me iré y no sabré volver. Es más, no sabré siquiera que hay un “saber volver”. No lo querré acaso.

Alejandra Pizarnik

Fot. Antonio Palmerini

Cuando nada llega


Cuando nada llega, siempre hay tiempo que llega,
tiempo
sin altibajos,
tiempo,
sobre mí,
conmigo,
en mí,
por mí,
pasando sus arcos dentro de mí que me consumo y espero.

jueves, 23 de junio de 2016

Eran las sombras


No, no soy yo quien le ha hecho estar triste.
Fue la noche que se hizo del polvo y, ardiente,
a ella besaba, ahogada en el ocre, cual polen.
Eran las sombras, palpándole el pulso.

Epílogo 2

Trad. César Astor

Ciégate


Ciégate para siempre:
también la eternidad está llena de ojos-
allí
se ahoga lo que hizo caminar a las imágenes
al término en que han aparecido,
allí
se extingue lo que del lenguaje
también te ha retirado con un gesto,
lo que dejabas iniciarse como
la danza de dos palabras sólo hechas
de otoño y seda y nada.

Cambio de aliento, 1967
Versión de José Ángel Valente

Fot. The Burns Archive

miércoles, 22 de junio de 2016

Balance


Con el transcurso de los años decides hablar cada vez menos de las cosas que más te importaban, cuesta un poco al principio. Uno se harta de oírse hablar... ya no te importa tener razón, uno se asquea... basta beber un poco, calentarse un poco y dormir todo lo que se pueda en el camino de la nada. No eres más que un viejo reverbero de recuerdos en la esquina de una calle por la que casi ya no pasa nadie.

Louis-Ferdinand CélineViaje al fin de la noche, 1932
Ed. Edhasa, 2001
Trad. Carlos Manzano

Fot: Hans W. Silvester, Pub Dublin 1950s

Tristeza


La tristeza del mundo tiene diferentes maneras de llegar a la gente, pero parece conseguirlo casi siempre.

Louis-Ferdinand Céline
Viaje al fin de la noche, 1932
Ed. Edhasa, 2001
Trad. Carlos Manzano

Fot: Getty Images, Louis-Ferdinand Celine en su casa en Meudon, Agosto 1960

martes, 21 de junio de 2016

Principio


Me dice su nombre, escogido por ella misma. -Nadja, porque en ruso es el principio de la palabra esperanza, y precisamente porque es sólo el principio.

André Breton, Nadja
Ed. Cátedra, 2004
Trad. José Ignacio Velázquez

Fot. Fotograma de: Europa, 1991Lars von Trier

Nadie se enteraba de lo que estaba haciendo


Oscurece y casi no puedo seguir escribiendo y mi pincel está gastado. Sin embargo, yo quería agregar unas cosas antes de concluir.
Escribí estas notas en mi casa, cuando tenía mucho tiempo libre, y por lo tanto nadie se enteraba de lo que estaba haciendo. He incluido cuanto he visto y he sentido ya que mucho de lo que hay en él puede parecer maligno o aun perjudicial para otros, tuve cuidado de ocultarlo. Ahora se ha hecho público, que era lo último que yo podía esperar.
Después de todo, lo escribí para divertirme y puse las cosas exactamente como ocurrieron. ¿Cómo podrían mis apuntes compararse con los muchos libros memorables que existen en nuestro tiempo? Los lectores han declarado, sin embargo, que puedo enorgullecerme de mi trabajo. Esto me sorprendió mucho, pero supongo que no es tan raro que a la gente le guste mi obra, porque como se desprenderá de estas notas, soy la clase de persona que aprueba lo que otros aborrecen y aborrece lo que les gusta. Piense lo que piense la gente de mi libro, todavía me arrepiento de que haya visto la luz.

Sei ShonagonEl Libro de la almohada
Ed. Alianza, 2004
Trad. Jorge Luis Borges y María Kodama

lunes, 20 de junio de 2016

Emoción



Cosas que emocionan:
Pichones de gorrión. Pasar por un lugar donde juegan niños de pecho. Ver un espejo extranjero con su luna manchada. Encender un incienso muy bueno, y acostarme sola. Lavarme el cabello, maquillarme y vestir ropas perfumadas. En este caso me siento feliz y noble, aun cuando nadie me observe. Una noche que espero a mi amante, al escuchar el ruido de la lluvia en mi puerta y el golpeteo del viento, sin motivo, y de repente, me sobresalto.

Sei Shonagon, El Libro de la almohada
Ed. Alianza, 2004
Trad. Jorge Luis Borges y María Kodama

Dibujo: Kikuchi Yōsai

Envoltura


No hay amor que no comience por la revelación de un modo posible como tal, envuelto en otro que lo expresa.

domingo, 19 de junio de 2016

Leyendo


Fantasmas


Hay seres, en efecto –y desde la juventud ese había sido mi caso–, para quienes todo lo que tiene un valor fijo y comprobable para otros –fortuna, éxito alta posición…– no cuenta; lo que necesitan son fantasmas.

Marcel Proust, Sodoma y Gomorra
Ed. Losada, 2010
Trad. Estela Canto

sábado, 18 de junio de 2016

El nudo


Del profundo mar en calma, salen dos serpientes de inmensas espirales.
Por encima de las olas levantan su cresta y su pecho…
mientras el resto de su cuerpo se desarrolla a flor de agua.
Una de ellas ahora me aprisiona en medio de dos vueltas y
me oprime con el doble anillo de su amor. Y yo, intento romper su nudo

La Eneida

Hungry for your touch

Verdadero nombre


Llamaré desierto a ese castillo que fuiste,
Noche a esa voz, ausencia a tu rostro,
Y cuando caigas en la tierra estéril
Llamaré nada al relámpago que te ha llevado.

Morir es un país que amabas. Vengo,
Pero siempre por tus sombríos caminos.
Destruyo tu deseo, tu forma, tu memoria,
Soy tu enemigo que no tendrá piedad.

Guerra te llamaré y tomaré
Contigo las libertades de la guerra y tendré
En mis manos tu rostro oscuro y atravesado,
En mi corazón ese país que ilumina la tormenta.

Verdadero nombre

viernes, 17 de junio de 2016

Loco


Definición de loco:


Afectado por algún grado de independencia intelectual; disconforme con las normas convencionales que rigen el pensamiento, el lenguaje y la acción, normas éstas que los “cuerdos” o “conformes” produjeron tomándose como medida a sí mismos. Que discrepa con la mayoría; en resumen, extraordinario.

Ambrose Bierce Diccionario del Diablo, 1911
Ed. Alianza, 2011
Trad. Aitor Ibarrola Armendariz

Deseo


La vallisneria es una hierba bastante insignificante que no tiene nada de la gracia extraña del nenúfar o de ciertas cabelleras submarinas. Pero se diría que la naturaleza se ha complacido en poner en ella una hermosa idea. Toda la existencia de la pequeña planta transcurre en el fondo del agua, en una especie de semisueño, hasta la hora nupcial en que aspira a una vida nueva. Entonces la flor hembra desarrolla lentamente la larga espiral de su pedúnculo, sube, emerge, domina y se abre en la superficie del estanque. De un tronco vecino, las flores masculinas que la vislumbran a través del agua iluminada por el sol se elevan a su vez, llenas de esperanza, hacia la que se balancea, las espera y las llama en un mundo mágico. Pero a medio camino se sienten bruscamente retenidas: su tallo, manantial de vida, es demasiado corto; no alcanzarán jamás la mansión de luz, la única en que puede realizarse la unión de los estambres y del pistilo. ¿Hay en la naturaleza una inadvertencia o prueba más cruel? ¡Imaginaos el drama de ese deseo, lo inaccesible que se toca, la fatalidad transparente, lo imposible sin obstáculo visible!.

Maurice MaeterlinckLa inteligencia de las flores
Ed. Longseller, 2004
Trad. Juan Bautista Enseñat

Fot. The Field Museum Library, Lily pads in water

jueves, 16 de junio de 2016

Alegría


Mi alegría tiene algo salvaje, fiero, en ruptura con toda decencia, toda conveniencia, toda ley. Por ella regreso al balbuceo de la infancia, pues no presenta a mi espíritu sino novedad. Necesito inventarlo todo, palabras y gestos; nada del pasado satisface ya mi amor. Todo en mí se abre, se asombra; me late el corazón; una sobreabundancia de vida me sube a la garganta como un sollozo. Ya no sé nada; es una vehemencia sin recuerdos y sin arrugas.

André Gide Diario
Ed. Alba Editorial, 1999
Trad. Laura Freixas

Fot. Retrato de André Gide, sin datos

El poder de la imaginación


Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, para soltar las riendas de la verdad dentro de nosotros, para demorar la noche, para trascender la muerte, para congraciarnos con los pájaros, para ganarnos la confianza de los locos.

James Graham Ballard
El Credo, 1984

Fot. Masao Yamamoto

miércoles, 15 de junio de 2016

Libros y amigos


En el fondo, todo lector auténtico es también amigo de los libros. Porque el que sabe acoger y amar un libro con el corazón, quiere que sea suyo a ser posible, quiere volver a leerlo, poseerlo y saber que siempre está cerca y a su alcance. (...)
Para el buen lector, leer un libro significa aprender a conocer la manera de ser y pensar de una persona extraña, tratar de comprenderla y quizá ganarla como amigo.(...)
No existen los mil o cien “mejores libros”; para cada individuo existe una selección especial de los que le son afines y comprensibles, queridos y valiosos. Por eso no se puede crear una biblioteca por encargo, cada uno tiene que seguir sus necesidades y su amor, y adquirir lentamente una colección de libros como adquiere a sus amigos. Entonces una pequeña colección puede significar un mundo para él.(...)
El que solamente lee como pasatiempo, por mucho y bueno que sea lo que lea, leerá y olvidará y luego será tan pobre como antes. Pero al que lee como se escucha a los amigos, los libros le revelarán sus riquezas y serán suyos. Lo que lea no resbalará, ni se perderá, sino que se quedará con él y le pertenecerá y consolará, como sólo los amigos son capaces de hacerlo.

Hermann Hesse, Escritos sobre literatura
Ed. Alianza Editorial, 1983

La mirada a uno mismo


-¡Pero yo nunca me he parecido a eso! 
-¿Cómo lo sabe usted? ¿qué es ese “usted” al que usted se parecería o no? ¿dónde tomarlo? ¿Cuál sería el patrón morfológico o expresivo? ¿Dónde está su cuerpo de verdad? 
Usted es el único que no podrá nunca verse más que en imagen, usted nunca ve sus propios ojos a no ser que estén embrutecidos por la mirada que posan en el espejo o en el objetivo de la cámara (me interesaría sólo ver mis ojos cuando te miran); aún y sobre todo respecto a su propio cuerpo, usted está condenado al imaginario.

Roland BarthesRoland Barthes por Roland Barthes
Ed. Paidós Ibérica, 2004
Trad. Julieta Sucre

martes, 14 de junio de 2016

Huesos como flores



abrazando tu sombra en un sueño
mis huesos se arqueaban como flores

Alejandra Pizarnik
Aproximaciones, 1956-1958

Mandala, 1971

Por culpa de un cuerpo


Ya que es necesario

En el lecho tu cuerpo se simplifica
Sexo líquido universo de licor
Atando ondas que son otros cuerpos
Enteros completos de la nuca al talón
Racimo ya sin piel racimo central
Racimo servil brillante de sangre
Entre las distintas partes de tu cuerpo
Dirigiendo la sombra ahuecando el calor
Labio extendido en el confín del lecho
Sin una esponja en que chupar la noche
Y sin sueño para imitar la muerte
Golpear a la mujer monstruo de pudor
Cautivar al hombre con mucha paciencia
Suavizar la mujer para extinguir al hombre
Disfrazar todo para reducir todo
Mejor soñar con estar solo y ciego
No tengo corazón más que mi frente rota.
A la tarde esperábamos tormenta
Estallaba cuando caía la noche
Las abejas saqueaban la colmena
Luego con manos trémulas torpes
Por costumbre encendíamos un fuego
La noche giraba en torno a su pupila
Decíamos te quiero para poder ver
Colorado el tiempo
La lengua en el tercer perfume
Se detenía en la frontera de cada boca
Como un moribundo al borde de su salvación
Jugar gozar ya no estaban enlazados
Subía del suelo un cuerpo a ras de tierra
El orden vencía y el deseo pesaba
Rama central no amaba más al viento
Por culpa de un cuerpo sordo
Por culpa de un cuerpo muerto
De un cuerpo injusto y demente.

Ya que es necesario

Fot: Nick Hudson

lunes, 13 de junio de 2016

Autobiografía del ojo


Autobiografía del ojo

Cosas invisibles, enraizadas en el
frío, creciendo
hacia esta luz
disipada
en todo lo que alumbra. Nada
tiene fin. La hora regresa
al comienzo de la hora
en que respiramos: como si
nada fueran. Como si yo
no pudiera ver
nada
que no es lo que es.
En el límite del verano
y su calidez: cielo azul, colina púrpura.
La distancia
que sobrevive.
Una casa hecha de aire, y el flujo
del aire en el aire.
Como estas piedras
que se deshacen sobre la tierra.
Como el sonido de mi voz
en tu boca.

Paul Auster
Autobiografía del ojo

Fot: Edgar Degas

Itaca


Cuando emprendas tu viaje hacia Itaca,
has de rogar que sea largo el camino,
lleno de aventuras , lleno de experiencia.
A los Lestrígones y a los Cíclopes
no temerás, ni al airado Poseidón,
pues tales seres no has de hallar en tu camino
si tu pensamiento es elevado, si toca
una selecta emoción tu alma y tu cuerpo.
A los Lestrígones y a los Cíclopes
no encontrarás, ni al feroz Poseidón,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los yergue ante ti.
Has de rogar que sea largo el camino.
Que haya muchos amaneceres veraniegos
en que arribes con gozo, alegremente,
a puertos que nunca antes habías visto;
que te detengas en mercados fenicios,
que compres sus bellas mercancías,
madreperla y coral, ámbar y ébano.
y perfumes placenteros de mil clases,
cuantos más perfumes placenteros puedas, mejor;
que vayas a ciudades egipcias, a muchas,
para aprender y aprender de sus sabios.
Siempre en tu mente has de tener a Itaca.
Llegar a ella es tu destino,
pero no hagas el viaje con prisa alguna.
Mejor es que dure muchos años;
y, ya viejo, que ancles en la isla
rico de cuanto habrás ganado en el camino,
sin esperar a que te haga rico Itaca.

Itaca te ha dado un bello viaje.
Sin ella no te hubieras puesto en camino.
Pero no tiene ya qué darte.

Y si la encuentras pobre, Itaca no te ha burlado.
Te has hecho sabio, tienes tanta experiencia
que ya habrás comprendido qué significan las Itacas.

Viaje a Itaca

Fot: Ryan Widger
The Only Moment We Were Alone, 2007

sábado, 11 de junio de 2016

Las puertas


Muchas veces tengo la sensación de que nos encontramos los dos en una habitación con dos puertas, una frente a otra, y cada uno asiendo la manija de una puerta, y apenas uno de los dos oye hablar al otro, cierra su puerta y desaparece. Está claro que volverá a abrir la puerta, porque la habitación no puede abandonarse. Ojalá que no nos pareciéramos tanto, que uno de los dos se quedara quieto, aparentara no mirar al otro, se dedicara a ordenar la habitación sosegadamente, como si se tratara de una habitación como las demás; pero no. Se comporta exactamente lo mismo que el otro junto a su puerta, y a veces la hermosa habitación se queda vacía, porque cada uno a corrido a ocultarse detrás de su puerta.

Franz Kafka 
Cartas a Milena 
Ed. Alianza, 2010
Trad. Carmen Gauger

Fot. Shōji Ueda 

Una genciana


El Carso es un país de calizas y enebros. Un grito terrible, petrificado. Peñascos grises de lluvia y de líquenes, retorcidos, cuarteados, puntiagudos. Enebros áridos. 
Horas y horas de calizas y de enebros. La hierba es hirsuta. Bora. Sol.
La tierra no tiene paz, no tiene articulaciones. No hay un campo para tumbarse. Cada intento suyo se quiebra, se abisma. 
Grutas frías y oscuras. La gota, llevando consigo el mantillo robado, cae regular, misteriosa, desde hace cien mil años, y aún otros cien mil.
Pero sí ha de nacer de ti una palabra, ¡besa el tomillo agreste que extrae la vida de la piedra! Aquí hay pedruscos y muerte, pero cuando una genciana logra sacar la cabeza y florecer, lleva en sí todo el cielo profundo de la primavera.
Aprieta la boca contra la tierra y no hables.

Scipio Slataper Mi Carso
Ed. Ardicia Editorial, 2013
Trad. Pepa Linares

viernes, 10 de junio de 2016

El País de lo ya visto


Y alguien entra en la muerte 
con los ojos abiertos 
como Alícia en el País 
de lo ya visto

Los trabajos y las noches, 1965

La lune

La certeza insoportable


… a veces nos sucede eso con lo que se niega o se calla, con lo que se guarda y se sepulta, va difuminándose sin remedio y llegamos a descreer que en verdad existiera o se diera, tendemos a desconfiar increíblemente de nuestras percepciones cuando ya son pasado y no se ven confirmadas ni ratificadas desde fuera por nadie, renegamos de nuestra memoria a veces y acabamos por contarnos inexactas versiones de lo que presenciamos, no nos fiamos como testigos ni de nosotros mismos, sometemos todo a traducciones, las hacemos de nuestros nítidos actos y no siempre son fieles, para que así los actos empiecen a ser borrosos, y al final nos entregamos y damos a la interpretación perpetua, hasta de lo que nos consta y sabemos a ciencia cierta, y así lo hacemos flotar inestable, impreciso, y nada está nunca fijado ni es definitivo nunca y todo nos baila hasta el fin de los días, quizá es que no soportamos las certezas apenas, ni siquiera las que nos convienen y reconfortan, no digamos las que nos desagradan o cuestionan, o duelen, nadie quiere convertirse en eso, en su propio dolor y su lanza y su fiebre.

Javier Marías
Tu rostro mañana, 1 Fiebre y lanza
Ed. Alfaguara, 2002

jueves, 9 de junio de 2016

Leyendo

Disecan al gato cuando se les muere


Ilustre don Gay, de acuerdo. La miseria del pueblo español, la gran miseria moral, está en su chabacana sensibilidad ante los enigmas de la vida y de la muerte. La Vida es un magro puchero; la Muerte, una carantoña ensabanada que enseña los dientes; el Infierno, un calderón de aceite albando donde los pecadores se achicharran como boquerones; el Cielo, una kermés sin obscenidades, a donde, con permiso del párroco, pueden asistir las Hijas de María. Este pueblo miserable transforma todos los grandes conceptos en un cuento de beatas costureras. Su religión es una chochez de viejas que disecan al gato cuando se les muere.

Ramón María del Valle-Inclán, Luces de Bohemia, 1920
Ed. Espasa, 1999

Fot: Alfonso Sánchez Portela, Ramón María del Valle-Inclán, 1930

miércoles, 8 de junio de 2016

El amor en reserva


Yo lo había sentido, muchas veces, el amor en reserva. Hay en cantidad. No se puede negar. Sólo que es una pena que siga siendo tan cabrona, la gente, con tanto amor en reserva. No sale y se acabó. Se les queda ahí dentro, no les sirve de nada. Revientan, de amor, dentro.

Louis-Ferdinand Céline, Viaje Al Fin De La Noche
Ed. Edhasa, 2011
Trad. Carlos Manzano

Fot. Retrato de Louis-Ferdinand Céline, anónimo

Leyendo

martes, 7 de junio de 2016

Leyendo

Miss Grace, 1898
Moma, Nueva York

Leer


Leer es una experiencia que transforma de arriba abajo a los que consagran su alma a la lectura. Hay que apiñar los libros verdaderos en un rincón, porque siempre los libros verdaderos son contrarios a las costumbres colectivas. Aquel que lee vive solo en su “otro mundo”, en su “rincón”, en el ángulo de la pared. Y así es como, solo en la ciudad, el lector afronta en el libro, físicamente, solitariamente, el abismo de la soledad anterior en la cual vivió. Simplemente al dar vuelta a las páginas de su libro, reconoce sin fin la desgarradura (sexual, familiar, social) de la cual proviene.
Cada lector es como San Alexis bajo la escalera de su padre. Se ha vuelto tan silencioso como la escudilla que se le ofrece.
Solo la letra, ubicada frente a sus labios, puede dar fe de que su aliento ya no está allí.
Algo alcanza a hacerse oír en la expresión escrita por medio de letras sin que haya necesidad de articularlas.
El que lee la letra ha perdido el sí mismo, el nombre, la filiación, la vida terrestre.
En la literatura algo del otro mundo resuena.
Algo del secreto se transmite.

Pascal Quignard, La barca silenciosa
Ed. Arena Libros, 2013
Trad: Meritxell Martínez

Fot: Betina La Plante

lunes, 6 de junio de 2016

Un espacio demasiado grande



Yo siempre había estado convencida de que no ocupaba un espacio demasiado grande en el mundo. Cuando alguien se va, todos, tarde o temprano, acaban por acostumbrarse. Eso es así, sin duda alguna.
Pero cuando me imaginaba a las personas a las que yo amaba viviendo en un mundo sin mí, se me saltaban las lágrimas. 
No sé por qué, pero me parecía que ese mundo del que habrían arrancado mi persona era muy triste. Ese espacio que uno ocupa, siquiera un breve periodo, y aunque antes o después todos los personajes deban desaparecer en los confines del tiempo, resplandece como algo sumamente valioso. 
Me resultaba tan preciado como los árboles, la luz del sol o los gatos con que me topaba por el camino. 
Miré una y otra vez al cielo, absorta en esos pensamientos. «Estoy aquí, ahora, con mi cuerpo, mirando al cielo. Éste es mi espacio.» 
Absorta en esa vida a la que mi cuerpo sólo daría cobijo una vez, bella como el crepúsculo que resplandecía a lo lejos.

Banana Yoshimoto  Recuerdos de un callejón sin salida
Ed. Tusquets, 2011
Trad. Gabriel Álvarez Martínez

Afinidades improbables


No he abrazado a autores porque tuvieran ciertas virtudes o congenialidades; los he hallado por obra de la fortuna, y sus virtudes han aparecido entonces. El lector intermitente y errático, el lector que lee por curiosidad, impulso o vicio y no por profesión, suele toparse con este tipo de sorpresas felices e inexplicables. Por más que digan los psicosociólogos, en los contactos humanos no existen leyes: no hablo únicamente de la relación autor-lector, sino de todas. Como químico, siendo experto en las afinidades entre elementos, me siento un inútil ante las afinidades entre individuos. En este terreno, todo es verdaderamente posible; basta pensar en ciertos matrimonios improbables y duraderos, en ciertas amistades asimétricas y fecundas. No puedo evitar citar de nuevo a Rabelais (al que soy fiel desde hace cuarenta años sin que me parezca mínimamente a él y sin saber por qué): su Pantagruel, gigante, generoso, riquísimo, noble, sabio y valiente, encuentra por casualidad a Panurgo, flacucho, pobre, ladrón, cobarde, mentiroso, conocedor de todos los vicios; lo tendrá por compañero en todas sus aventuras y lo amará siempre. Evidentemente, se trata de las “razones del corazón” de las que hablaba Blaise Pascal, que respeto, que admiro, que me sorprende, pero entorno a las cuales he dado vueltas en vano, como en torno a determinadas cumbres inaccesibles de las Grigne.
Debo, además, constatar que mis amores más profundos y duraderos son justamente los menos justificados. (...) La novela de Roger Vergel constituye un caso aparte: creo que tiene un valor intrínseco, pero su importancia para mí deriva de razones privadas, cargadas de simbolismo, pues la leí el 18 de julio de 1945, día en que esperaba morir.

Primo Levi, Prefacio a La Búsqueda de las raíces
Ed. El Aleph
Trad. Miquel Izquierdo

domingo, 5 de junio de 2016