A Idea Vilariño
Quisiera no haber visto del hombre, la primera vez que entró en el almacén, nada más que las manos;
lentas, intimidadas y torpes, moviéndose sin fe, largas y todavía sin tostar, disculpándose por su actuación desinteresada.
Juan Carlos Onetti, De los adioses
Ed. Seix Barral, 2003