Hacer de cada espacio donde se esté, un lugar limpio, aireado, claro, un oasis para uno mismo y para los otros. Un lugar en el cual no entre el ruido inútil. Observar las disciplinas humildes. Fidelidad en las pequeñas cosas. Dejar cada recinto, cada objeto, más limpio, en lo posible, más agradable a la vista que antes de haber ingresado en él, de haberlo tocado. ...Tomar un poco de vino en la noche, como una deliciosa medicina. La cerveza, alimento líquido. La sidra, esencia del vergel. El té, caricia de Buda. Estimulante ligero, apoyo casi espiritual. El café, auxiliar casi ya demasiado fuerte. Un poco, en la mañana, pero con intervalos durante la jornada, en caso de gran fatiga. ...Cuando era joven, amaba bastante el pintalabios y el rubor en las mejillas que enciende el color de los ojos. Ahora no, o casi nunca y apenas. Que nuestro último rostro sea visto tal y como es.
Marguerite Yourcenar