jueves, 16 de marzo de 2017

Profecías


Soy el profeta de lo que ya ha ocurrido. Leo el pasado en la palma de la mano de la mujer que amo, pronostico la lluvia que ya cayó, soy un experto en las nieves del año pasado, conjuro los espíritus de lo que siempre ha ocurrido, preveo los días de antaño, dibujo los planos de casas que ya se han caído, profetizo la pequeña habitación con sus pocos muebles: una toalla puesta a secar sobre la única silla, el arco de la ventana, curvado como nuestros cuerpos cuando se aman.

Yehuda Amijai

Fot. Matt Haddaway

Ulises pasa ante Ítaca


Ulises pasa ante Ítaca

¿Qué son esos peñascos, esa arena? Son Ítaca.
Sabes que están allí la abeja y el olivo,
y la esposa leal y el viejo perro,
pero mira, el agua brilla negra bajo tu proa.

¡No, no mires más esta ribera! 
Sólo es tu pobre reino. Tú no vas 
a tender la mano a ese hombre que eres,
tú, que no tienes ya tristeza ni esperanza.

Pasa, defrauda. ¡Que huya por tu izquierda! 
Mira que para ti se ahonda ese otro mar, 
la memoria que asedia al que quiere morir.

¡Sigue! Mantén el rumbo hacia la otra 
ribera baja, allá. Donde, en la espuma, 
juega aún el niño que tú fuiste aquí.

La larga cadena del ancla
La hora presente
Ed. Galaxia Gutenberg, 2016
Trad. Enrique Moreno Castillo


El mundo es nuestro



Con despecho se dio cuenta que una treintena de metros más abajo otra muchacha estaba cayendo. Era decididamente más bella que ella y portaba un vestido de media tarde con mucha clase. Quién sabe por qué, la otra descendía a una velocidad muy superior a la suya, hasta el punto que en pocos instantes la distanció y desapareció allá abajo, a pesar de los llamados de Marta. Sin duda iba a llegar a la fiesta antes que ella; tal vez era un plan calculado de antemano para suplantarla. 
Luego Marta se dio cuenta que ellas dos no eran las únicas que caían. A todo el largo de los flancos del rascacielos, otras mujeres jóvenes se deslizaban en el vacío, las caras tensas por la excitación del vuelo, agitando festivamente las manos como para decir: aquí estamos, aquí venimos, es nuestra hora, festéjennos, ¿no es verdad que el mundo es nuestro?

Dino Buzzati Una muchacha que cae
Trad. Bartolomé Leal

Fot. David Hochbaum, 2010