martes, 21 de noviembre de 2017

Cuarentena


CUARENTENA

En la peor hora de la peor estación
Del peor año de todo un pueblo
Un hombre sale de su taller con su esposa,
Él caminaba -ambos caminaban- hacia el norte.

Ella estaba enferma por la fiebre del hambre y no podía mantenerse en pie.
Él la levantó y se la echó a la espalda.
Él caminaba hacia el oeste y el oeste y el norte,
Hasta que al anochecer llegaron bajo las estrellas de helada.

Por la mañana fueron encontrados muertos,
De frío. De hambre. De las toxinas de toda una historia,
Pero los pies de ella se mantenían contra el pecho de él
El último calor de su carne fue su último regalo para ella.

No dejes que ningún poema de amor llegue a este umbral.
No hay lugar aquí para la alabanza inexacta
De la gracia fácil y de la sensualidad del cuerpo.
Sólo hay tiempo para este inventario sin piedad:

Su muerte juntos en el invierno de 1847.
También lo que sufrieron. Cómo vivieron.
Y qué hay entre un hombre y una mujer.
Y en qué oscuridad se puede demostrar mejor.

Versión de Antonio Linares Familiar

Fotografía


Si los ojos viesen como ve la fotografía de Boubat, ¿podrían soportarlo? Pienso en ciertas fotografías de niños. De niños que descubren de pronto que los fotografían, divididos entre el temor, la maravilla, la sorpresa inicial del “¿por qué nosotros y no otros?”, “¿por qué nosotros y no otra cosa?” Pienso también en ciertos paisajes de países extranjeros, de cosechas, de niñas de primera comunión, y en una gran cantidad de instantes cuyo sentido es imposible determinar, título -de instantes arrancados al curso de días precisamente iguales a los otros, al curso de vidas, iguales también- de instantes de luz, fulgor de una felicidad inexplicable, imposible de nombrar, tan fugitiva como el viento -de pasajes misteriosos en ciertos lugares, a ciertas horas, en paisajes desiertos o en el momento crucial de crepúsculos, soplo destructivo del amor. La fotografía de Boubat -en particular las de mujeres- opera siempre en un campo que sobrepasa el de su representación. Mientras testimonia de un rostro, de lo más irreemplazable de su identidad, testimonia al mismo tiempo de la fragilidad de esta y de su condición mortal. De lo que no es reemplazable y sin embargo se pierde en una morfología universal. Cuando Boubat capta la singularidad ineluctable de un rostro parecería que fuese siempre en el momento mismo en que menos se lo espera, aquel en que el rostro abandona su identidad para perderse en lo que existe al mismo tiempo que él, cerca o lejos de él, en otro lugar o al lado, o perdido, o muerto. Édouard Boubat me dijo un día que la fotografía tenía un misterio que le era propio. Decía también que la fotografía tenía una verdad que no estaba emparentada con nada, ni con el cine, ni con la escritura, ni con la pintura. Pero que todo esto lo tenían que descubrir los otros, no los fotógrafos. Lo que creo comprender aquí es que toda fotografía, de una manera o de otra, es la de uno. Que no hay fotografía que no testimonie de uno.

Marguerite Duras
Los ojos verdes
Ed. Plaza y Janés, 1993
Trad. Chantal Delmas

Fot. Édouard Boubat
Salamanca, 1956

Construir, plantar


Construir, plantar, sea cual sea la intención, alzar la columna o tender el arco, ensanchar la terraza o enterrar la gruta, para todo ello jamás se ha de olvidar la naturaleza. Pero tratemos a esta diosa como a un hada púdica; no la cubramos mucho ni la dejemos totalmente desnuda; que todas sus bellezas no se descubran por doquier, porque medio ingenio está en cubrir decentemente. Se llevará la palma quien con placer confunda, sorprenda, varíe y oculte los límites.
Consultemos para todo al genio del lugar: él dice si las aguas se elevan o caen, o ayuda a las colinas ambiciosas a escalar el cielo, o extrae del valle teatros envolventes; él convoca al paisaje, atrae los claros que se abren, une los bosques serviciales, y hace variar las sombras; a veces frustra las intenciones, y a veces las orienta; pinta cuando plantamos y diseña cuando trabajamos.

Alexander Pope
Epístola a lord Burlington, 1731

Fot. Brigitte Carnochan