domingo, 6 de agosto de 2017

Gritos


Y digo: hay que haber sido amada por la muerte, para nacer y pasar a la escritura. La condición por la que comenzar a escribir se vuelve necesaria y posible: perder todo, haber una vez perdido todo. Y esta no es una “condición” pensable. Tú no puedes querer perder: si quieres, entonces hay un tú y hay querer, hay no-perdido. Escribir comienza sin ti, sin yo, sin ley, sin saber, sin luz, sin esperanza, sin lazo, sin nadie cerca de ti. Entonces, cuando lo has perdido todo, no hay más camino, no hay más sentido, no hay más signo fijo, no hay más suelo, no hay más pensamiento, cuando estás perdida, fuera de ti, y continúas perdiéndote, cuando devienes el movimiento enloquecedor de perderte, entonces es por ahí, desde ahí, donde eres trama despedazada, completamente abismada de otra, es en esos tiempos jadeantes cuando escrituras te atraviesan, brotan fuera de las gargantas de tus habitantes desconocidas, son gritos que la muerte y la vida arrojan al combatirse.

Hélène Cixous
La llegada a la escritura
Ed. Amorrortu, 2007