Los cincuenta años de Angelo G.
Edad de hierro,
donde los rieles
se hacen ya
pesados de recuerdos.
Pero los vagones
están hechos para partir.
Y yo soy el guarda-de-tren.
Guarda-de-tren de mi familia.
Alguna vez me gustaría
descarrilar e irme lejos
para ver el cielo,
donde nunca fluye
palabra alguna.
Ya el amor
en nuestra casa
se ha vuelto un silencio grande
hecho de luz y contemplación.
Trad. Delfina Muschietti
Fot. anónima de la autora