lunes, 8 de abril de 2019

En conclusión


EN CONCLUSIÓN

Yo vivo sobre el agua,
solo. Sin hijos ni mujer.
He dado vueltas a todo lo posible
para llegar a esto:

una humilde casa junto al agua gris,
con las ventanas siempre abiertas
al mar picado. No escogemos tales cosas,

pero somos lo que hemos hecho.
Sufrimos, y los años pasan,
perdemos peso, pero no nuestra necesidad

de llevar algo a cuestas. El amor es una piedra
que se asentó en el lecho del mar
bajo las aguas grises. Ahora no necesito nada

de la poesía, salvo el sentimiento genuino,
no la piedad ni la fama ni la curación. Esposa tácita,
podemos sentarnos a observar el agua gris,

y en una vida bañada por las aguas,
de la mediocridad y la basura
vivir como las rocas.

Yo olvidaré cómo se siente,
desaparecerá mi talento. Eso es más grande
y más difícil que aquello que pasa allá por vida.

Derek Walcott
De: “Uvas de la playa” 1976
Trad: José Luis Rivas
Recogido en la antología 
“Pleno verano – Poesía selecta”
Vaso Roto Ediciones

Fot: Casa Malaparte

Lo pequeño


La vida se concreta mejor en lo pequeño:
la templanza maternal del agua,
el cara o cruz de los viajes que no has hecho,
los árboles que trepas,
el amor que parte en dos
su evidencia y su dominio.

Para vivir no es conveniente dar rodeos
ni buscarle a las preguntas su respuesta en la respuesta.
A veces es mejor confiar en quien no sabe
y aprender de sus cautelas,
como aprende el animal a desapasionarse,
como aceptan las montañas ser final y antes del mundo.

Sabes que hay cosas de ti que no te pertenecen:
ser niño y persignarse,
demonios clamorosos,
la costumbre de besar a los extraños,
la monótona conciencia de la culpa,
alegrarse en carnaval,
creer en dioses.

Pero eres parte de tu siglo, de su bárbaro jolgorio.
Millones de hombres que se matan,
y se agotan en oficios rigurosos,
y hablan entre sí aunque no laten por nadie,
y sólo han aprendido a estar ya solos.
Solos como cuelgan los disfraces.
Solos como dos espejos solos.
Solos como suena el llamarse incluso Antonio.

Por eso que vivir se concreta en lo pequeño.
Ahí donde te miran unos ojos,
donde piensas en alguien y lo salvas;
donde alguien piensa en ti
y da tregua a tu destino sin saberlo

Antonio Lucas

Fot: Vija Celmins