domingo, 12 de noviembre de 2017

Leyendo


Siguió un largo y tenebroso invierno


Siguió un largo y tenebroso invierno, así Lori recitó a los chicos en clase y ellos comprendieron por qué el río los acurrucaba en sí mismos y no había cómo combatirlo: eran chicos pobres casi en su mayoría y no tenían abrigos suficientes. Lori usó la mensualidad del padre para comprar a cada chico de su clase un pulóver grueso de lana, y todos rojos para calentarles la vista al mismo tiempo que impedía que los labios se les pusieran morados del frío que venía también del piso de cemento desnudo, en aquel invierno más frío que los otros. Lori entraba, ella misma abrigada, con los chicos, las voces en el aula eran múltiples, y enseñaba segura de que los niños y las niñas iban a guardar lo que ella enseñaba para más tarde, cuando pudieran entender. Así les habló de que aritmética venía de "arithmos" que es ritmo, que "número" venía de "nomos" que era ley y norma, norma del flujo universal del niño. Era demasiado temprano para decirles eso, pero gozaba con el placer de hablarles, quería que ellos supieran, a través de las clases de portugués, que el sabor de una fruta estaba en el contacto de la fruta con el paladar y no en la fruta misma.
No había aprendizaje de cosa nueva: era solo el redescubrimiento. Y llovía mucho ese invierno. Entonces usó otra mensualidad del padre y buscó -con qué placer andaba por las tiendas buscando hasta encontrar- y buscó y compró para todos los alumnos y alumnas de su clase paraguas rojos y medias de lana roja.
Era así como ella incendiaba el mundo.

Clarice Lispector
"Aprendizaje o el libro de los placeres."
Siruela
Trad. Cristina Sáenz de Tejada

Foto: Saul Leiter

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Erwin Volkov 1950's

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