lunes, 31 de julio de 2017

Al principio adoré


Al principio adoré. Lo que adoraba era humano. No personas; no totalidades, no seres denominados y delimitados. Sino signos. Parpadeos de ser que me impactaban, que me incendiaban. Fulguraciones que llegaban a mí: ¡Mira! Yo me abrasaba. Y el signo se retiraba. Desaparecía. Mientras yo ardía y me consumía entera. Lo que me sucedía, poderosamente lanzado desde un cuerpo humano, era la Belleza: había un rostro, en él estaban inscriptos, guardados, todos los misterios, yo estaba delante, presentía que había un más allá al que no tenía acceso, un allá sin límites, la mirada me oprimía, me impedía entrar, yo estaba afuera, en acecho animal. Un deseo buscaba su morada. Yo era ese deseo. Yo era la pregunta. Destino extraño de la pregunta: buscar, perseguir las respuestas que la calmen, que la anulen. Si algo la anima, la eleva, la incita a plantearse, es la impresión de que el otro está allí, muy cerca, existe, muy lejos, de que en algún lugar en el mundo, una vez cruzada la puerta, está la cara que promete, la respuesta por la cual uno continúa moviéndose, a causa de la cual uno no puede descansar, por amor a la cual uno se contiene de renunciar, de dejarse llevar; a muerte. ¡Qué desgracia, empero si la pregunta llegara a encontrar su respuesta! ¡Su fin!

Amar: conservar vivo: nombrar


Hélène Cixous
La llegada a la escritura
Editorial Amorrurtu, 2006
Trad. Irene Agoff

Consideraciones



Considero valor cada forma de vida, la nieve, la fresa, la mosca.
Considero valor el reino mineral, el conjunto de las estrellas.
Considero valor el vino junto a la pasta, una sonrisa involuntaria,
el cansancio que no niegan dos viejos que se gustan.
Considero valor lo que mañana no valdrá nada y lo que hoy ya vale poco.
Considero valor todas las heridas.
Considero valor ahorrar agua, reparar zapatos, callar a tiempo,
socorrer a gritos, pedir permiso antes de sentarse, probar gratitud
sin recordar bien el porqué.
Considero valor poder saber dónde está el norte en una habitación
y el nombre del viento que seca la ropa.
Considero valor el viaje del vagabundo, la clausura del monje,
la paciencia del condenado sea cual sea su culpa.
Considero valor emplear el verbo amar y la hipótesis
que un creador existe.
Muchos de estos valores no los he conocido.

Considero valores todas las heridas