sábado, 25 de agosto de 2018

Nocturno


NOCTURNO

Hasta se ríe tu tristeza
de cuando el sol era niño
y recogía en las manos de Dios 
las conchas desperdigadas,
las uvas más negras del cielo,
el cabello bastardo del viento,
la podredumbre sola del silencio,
la materia sin forma de los sueños.

Sin tú saberlo, con todo eso 
hizo los huesos de tu cuerpo,
el animal herido en todo el centro
cuya mirada funda las estrellas
porque ellas callan tu nombre,
te observan desnudarte,
te velan mientras duermes
y así, ungida de inocencia,
derramas el amor de madrugada.

Sin tú saberlo, se ríe tu tristeza.


Echada entre las flores


DE TIERNA MUJER ECHADA ENTRE LAS FLORES 

Se adivinaba la estación oculta
por el ansia de las lluvias nocturnas,
por los cambios de las nubes en el cielo,
undosas leves cunas;
y yo estaba muerto.

Una ciudad suspendida en el aire
era mi último exilio,
y en torno me llamaban
las suaves mujeres de otros tiempos,
y la madre, renovada por los años,
con su dulce mano escogía entre las rosas
y con las más blancas ceñía mi cabeza.

Afuera era de noche
y los astros precisos seguían
ignotos caminos en curvas de oro
y las cosas vueltas fugitivas
me llevaban a rincones secretos
para hablarme de jardines abiertos de par en par
y del sentido de la vida;
pero a mí me dolía la última sonrisa

de tierna mujer echada entre las flores.