Este aposento triádico -tres patas, tres lunas, tres espacios, tres ventanillas y tres colores dominantes- es la patria del instinto puro y de la imaginación que lo sirve, así como tu lengua serpentina y tu dulce saliva me han servido a mí y se han servido de mí. Hemos perdido el apellido y el nombre, la faz y el pelo, la respetable apariencia y los derechos civiles. Pero hemos ganado magia, misterio y fruición corporal. Eramos una mujer y un hombre y ahora somos eyaculación, orgasmo y una idea fija. Nos hemos vuelto sagrados y obsesivos.
Nuestro conocimiento recíproco es total. Tú eres yo y tú, y tú soy yo y tú. Algo tan perfecto y sencillo como una golondrina o la ley de la gravedad.
Mario Vargas Llosa, Elogio de la madrastra
Ed. Tusquets, 2012
Pintura: Fernando De Szyszlo Sol Negro, 2014
Acrylic on Canvas