Siempre me han gustado extraordinariamente los brazos bonitos. Hay gente que da especial importancia a la perfección del pie. Reconozco que me interesa, pero el brazo es, según mi opinión, lo que la mujer debe tener más perfecto. Actúa siempre. Lo tenemos constantemente ante los ojos. Podría decirse que es el órgano de los encantos, y que, mediante hábiles movimientos, es la verdadera arma del Amor, ya que, doblado, este brazo delicado imita un arco mientras que, tensado, parece la flecha.
Guillaume Apollinaire
El poeta asesinado
Edit: Fontamara, 1981
Trad: Rafael Sender.
Fot. Edward Steichen
Tilly Losch