De noche te desvistes con prudencia,
furtivamente observas los rincones
de la casa y los pliegues de tu cuerpo
buscando a tu enemigo.
Como un niño asustado
ordenas los cuadernos, pasas a limpio el día,
trascribes las palabras que la muerte te dicta.
Luego, con las flores y el agua de las pūjās
recoges las plegarias, los silencios
y una lágrima
que a propósito dejo olvidada en mi rostro.
Aún no te das cuenta de
que todo lo que haces
y en todo lo que temes
sigues nombrando el amor que te ahoga
tantas veces
como niego la vida que me entregas.
Chantal Maillard
de "Formas", en India.
Ed. Pre-Textos
Fot. Francesca Woodman