[...]También estaba Sylvia Beach.
Esta joven estadounidense lucía un rostro original, de lo más atractivo. Hablaba francés con soltura, con un acento más inglés que americano; a decir verdad, no se trataba tanto de un acento como de una forma enérgica e incisiva de decir las palabras; al escucharla no pensabas en un país, pensabas en una raza. En la conversación no vacilaba ni se detenía, nunca le faltaban las palabras, aunque llegado el caso se las inventaba a sabiendas; procedía bien por adaptación del inglés, bien por extensión de vocablos franceses, y todo ello con una exquisita sensibilidad de nuestro idioma. Sus hallazgos solían ser tan felices, tan divertidos, que no tardaban en pasar al uso -nuestro uso- como si siempre hubieran existido; no podíamos evitar repetirlos, e intentábamos imitarlos. En definitiva, esta joven americana tenía mucho humor; mejor dicho: era el humor en persona.
Adrienne Monnier
Rue de l'Odéon
Gallo Nero
Trad. Julia Osuna
Fot. anónima de James Joyce en la entrada de la Shakespeare and Company, con su propietaria Sylvia Beach. París 1920's