viernes, 22 de septiembre de 2017

La lección de música


Una voz resuena en el tiempo; luego se desprende de las condiciones prácticas, dialogadas o cantadas y sociales de la palabra humana. Juega con su propio fantasma o juega con su propia imagen, o juega con su recuerdo. A todas estas posibilidades se les ha dado, recientemente, el nombre de "literatura". La palabra es muy sonora. Se hablaba de amor a las letras y los libros. El amor a las letras y los libros, o la literatura, tienen que ver con la voz desaparecida, son mudados de mudados. Quienes escriben libros y tienen en alguna estima la belleza, atraen hacia sí un fantasma de voz sin que puedan pronunciarla; es su única guía. Se engañan sobre su propio silencio; intentan llamar a veces hasta en el silencio de su libro a una voz que precede a una voz, lo más a menudo muerta y siempre demasiado significante. Igual que los músicos que llaman a gritos a una voz siempre más viva, es decir, más insignificante, más infantil, más orgánica; una voz que es anterior a la muda y que los ha hecho decidirse por la música instrumental o la composición musical. Antes incluso de la escritura, la voz silenciosa precedió a la voz enmudecida que la escritura permitió. Las obras artísticas orales tenían que ver con la voz silenciosa, de la misma forma que tenían que ver con el canto, con la lira, con la flauta, con la danza.

Pascal Quignard
La lección de música
Edit. Funambulista
Trad. Ascensión Cuesta

Desolado


Desolado

De tanto imaginarte, sonreírte, esperarte, me canso. Te veo y pregunto ¿eres tú?
Respiro tu llegada; ya sin creer.

No me pidas explicaciones.
No me quites la idea que tengo, tan vaga.
No me pruebes, por favor, en terreno firme (me harías a un lado).

Algunas veces de ti no queda nada, una pequeña lámina.
Si llegas, te aproximas, te parece bien, sencillamente será otra cosa, otra cosa, cosa de delirio.
Tendrás magnitud y calor.

Eres el otro lado del botín.
¿Comprendes?

de "Los cuadernos del destierro" 1960

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