miércoles, 2 de noviembre de 2016

Desgarro



Las orillas

Me es hermoso el desgarro porque une las orillas, 
nos concentra 
en desdoblarnos siempre para poder ser uno. 
(Es un número, el uno, que traiciona 
cuando finge ser punto de partida). 
Necesario el desgarro, 
porque renuncia a hundirse 
pero ama los pozos 
y nos tiende sus manos como dos hemisferios. 

Con el pulso ambidiestro 
navego celebrando los puntos cardinales 
que mudarán mi origen, 
y sucede el naufragio porque debe 
y la vida es el barco 
y yo soy el ahogado y el mismo que me salva.

El tobogán
Ed. Hiperión, 2002

Ruidillo


Para morir basta un ruidillo,
el de otro corazón al callarse.

Vicente Aleixandre

Fot. Jan de Meyere