Porque soy pálida amo el rojo, el amarillo y el azul,
la gran blancura es melancólica como el crepúsculo
en la nieve,
como cuando la madre de Blancanieves a la ventana se sentaba
anhelando también para sí el rojo y el negro.
El ansia de los colores es el de la sangre. Si tienes sed
de belleza
cerrar debes los ojos y mirar en tu propio corazón.
Pero la belleza teme al día y a las miradas excesivas.
Pero la belleza no soporta el ruido ni los movimientos excesivos -
no debes llevar tu corazón hasta los labios,
perturbar no debemos los nobles anillos de la soledad y del silencio, -
¿se puede hallar algo más grande que un enigma sin resolver
y con extraños rasgos?
Taciturna seré toda mi vida,
una habladora es como el gárrulo arroyo que a sí mismo se traiciona,
un árbol solitario seré yo en la llanura,
los árboles del bosque perecen de ansia después de la tormenta,
debo estar sana de pies a cabeza y tener dorados rayos en la sangre,
debo ser inocente y pura como una llama de húmedos labios.
El ansia de los colores
Recogido en:
Virgen moderna: poesía completa.
Ed. Nido de Cuervos, Lima, 1993
Trad. Renato Sandoval Bacigalupo e Irma Síltanen
Fot. Mark Rothko
Black,brown on maroon, 1957