El gris plata de la mañana, la arquitectura de los árboles perdidos en el enjambre de sus hojas.
El recorrido del sol, su apogeo, su declinación triunfal.
La furia de las tempestades, la lluvia cálida que salta de piedra en piedra y perfuma las praderas.
La risa de los niños que se revuelcan sobre los almiares o que jugaban al caer la tarde alrededor de una vela sosteniendo durante mucho tiempo la palma de la mano sobre la llama.[…]
Louis-René des Forêts
Ostinato
Libros del último hombre, 27
Trad. Hugo Savino