miércoles, 8 de noviembre de 2017

En la gruta dela princesa


Como si el príncipe, pensaba, después de recorrer vastas y solitarias regiones, se encontrase por fin frente a la gruta donde ella duerme vigilada por el dragón. Y como si, para colmo, advirtiese que el dragón no vigilaba a su lado como lo imaginábamos en los mitos infantiles, sino, lo que era más angustioso, dentro de ella misma: como si fuera ya princesa-dragón. Un indiscernible monstruo, casto y llameante a la vez, candoroso y repelente al mismo tiempo: como si una purísima niña vestida de comunión tuviese pesadillas de reptil o de murciélago.

Ernesto Sabato
Sobre héroes y tumbas
Seix Barral, 2001