Ahora, he aquí el momento de detenerse. Has andado por las calles de carne. Para la niña que llega a ser mujer tú has hablado. Pero se ha hecho tarde, misteriosa. Eres la que pasa. Es necesario decir adiós. Mañana vuelves a partir hacia tus brumas de origen. En una ciudad, roja y gris, tendrás un cuarto sin color, de paredes de plata, con ventanas abiertas directamente hacia las nubes de las que tú eres hermana. Habrá que buscar en pleno cielo a la sombra de tu rostro, el ademán de tus dedos.
Separadas las piernas, una ciudad se duerme, desnuda sobre el mar fosforescente.
René Crevel
Babilonia
Fot. Dora Maar
René Crevel, 1930's