viernes, 22 de diciembre de 2017

Espejo negro


Veo que está mirando mi espejo negro… Así es, mis ojos se vuelven a él sin quererlo, se sienten atraídos contra mi voluntad. Perteneció -explica Madame- a Gauguin… Éste era su espejo negro. Eran muy comunes entre los artistas del siglo pasado. Van Gogh tenía uno. Renoir también. Los usaban para refrescar su visión. Para renovar su reacción al color, a las variaciones tonales. Después de trabajar durante un tiempo se les fatigaban los ojos, y los descansaban fijándolos en estos espejos negros. Igual que los gastrónomos en un banquete, entre platos complicados, despiertan el paladar con sorbete de limón. Yo me miro a veces cuando he estado mucho tiempo con el sol en los ojos. Calma. Calma, pero también perturba. Cuanto más se mira uno, el negro ya no es más negro, sino que toma un extraño tono azul plata, convirtiéndose en el umbral de visiones extrañas. Igual que Alicia, me siento al borde de un viaje a través del espejo, de un viaje que vacilo en emprender.

Truman Capote
Música para camaleones
Ed. Altaya
Trad: Benito Gómez Ibáñez

Fot. Annie Leibovitz
Natalie Portman, Vanity Fair, May 1999