223 eran el número de pecas de la amada. Relee los mensajes que le mandaba: son hermosos, divertidos. Párrafos largos, frases vivas, complejas. Palabras cálidas. Ella escribe mejor que él. Recuerda cuando manejó cinco horas para verla cinco minutos. No, fueron diez minutos, fue la tarde entera, pero le gusta pensar que fueron diez minutos. Recuerda las olas, las rocas. Nunca se acostumbró a estar con ella. Nunca se acostumbró a estar sin ella. Recuerda cuando decía, en un susurro, como para sí misma: todo está bien.
Alejandro Zambra
Facsímil
Ed. Sexto Piso, 2015