El oleaje abandona los restos del día, los
deposita con cuidado al pie de mi cama.
Se trata de una ofrenda, pero no deseo
levantarme. Me aferro a la almohada, a
los charcos de oscuridad que me protegen.
El oleaje insiste, desliza entre las sábanas
su frío y su silencio. Abandono el sueño
a la mitad, enciendo la luz y consulto el
horóscopo. Aries. La luna penetra solitaria
en el espejo, cuídate de la música, déjate
llevar por aquello que lees. Leo un tratado
de ornitología, una floresta de poemas
griegos, el Libro de la caza de las aves.
De Medicinas para quebrantamientos del halcón
Ed. Pre-Textos
Fot. Miho Kajiota
Unseen