SONETO XLI
Yo, puesto que nací mujer y me acongojan
todos los deseos y caprichos de mi género,
me siento alentada por tu cercanía a hallar
hermosa a tu persona y a sentir cierto placer
al soportar el peso de tu cuerpo sobre mí;
así de sutilmente está el vapor de la vida diseñado
para clarificar el pulso y enturbiarnos la mente
y dejarme otra vez más deshecha y poseída.
No pienses, aún así, por esta traicioncilla
de mi robusta sangre a mi cerebro atónito,
que te vaya recordar con amor o sazonar
mi desdén con piedad. Déjame que sea franca:
no creo que este frenesí sea razón suficiente
para que tengamos que hablar si vuelvo a verte.
Versión de Andrés Catalán
Fot. Ed van der Elsken