Me obligó a escaparme. Necesitaba escaparme, transformarme en una escurridiza serpiente. Huir. Pero si yo quería escaparme de usted, padre, también tenía que escaparme de la familia. Y me escapé. De todos. Pero en especial de usted. Abandoné todo (su autoridad, su dinero, sus ideas, hasta su religión) y viajé hacia la única cueva donde me sentía protegido, donde sabía poder estar completamente aislado de usted. Al lenguaje. Era imperativo escaparme a un mundo sobre el cual usted jamás pisaría. Al mundo de la madre: el lenguaje, las palabras, la literatura. Un mundo inaccesible para gigantes como usted.
Huyo escribiendo, padre.
Eduardo Halfon
Saturno
Ed. Jekyll & Jill
Fot. Varsovia, depués de la II GM