martes, 17 de abril de 2018

Brillante estrella


¡Brillante estrella!, si fuera tan constante como tú,
no viviría en solitario esplendor en lo alto de la noche
vigilando, con los párpados infinitamente abiertos,
como el ermitaño insomne y paciente de la naturaleza. 

Ni como las inquietas aguas en su labor sacerdotal 
de pura ablución de las humanas costas de la tierra,
ni mirando la nueva y suave máscara caída, 
de la nieve sobre las montañas y los páramos;

no,sin embargo, aún constante, aún inmutable ,
descansando en el maduro pecho del bello amor,
sintiendo para siempre su mullido aliento,

despierto para siempre con suave inquietud,
quieto, quieto para escuchar su tierna respiración,
y así vivir siempre o si no, desvanecerme en la muerte.

(Octubre y noviembre de 1819)

Ed. Visor de Poesía
Trad: José María Martín Triana