Hay que vivir sin imposturas,
vivir de modo que con el tiempo
nos lleguemos a ganar el amor del espacio,
y oigamos la voz del futuro.
Hay que dejar blancos,
en el destino y no en el papel
y en los márgenes anotar
pasajes y capítulos de la vida entera.
Debemos sumirnos en el anónimo
y ocultar en él nuestros pasos
tal como se oculta el paisaje
tras una niebla espesa.
Otros siguiendo tus huellas, frescas,
recorrerán tu camino palmo a palmo,
pero tú mismo no debes distinguir
la derrota de la victoria,
no debes renunciar ni a una brizna de ti mismo.
Tú debes estar vivo.
Solamente vivir
hasta el final.