jueves, 23 de agosto de 2018

Cinta de Moebius


CINTA DE MOEBIUS 

Yo vengo de perder una batalla
de la vida
y otra más y otra más
y otra.

Pero mi espíritu está indemne
y aún puedo saltar sobre todas las pérdidas
aunque sé que sin más flexibilidad
y menos exactitud 
que en los 20 ó 25 metros de edad que tuve

y ahora ya no tengo más que predicciones, presagios
de lo que va a ocurrir
según veo a los tipos que se acercan a mis ojos,
según huelo sus preocupaciones,
según cómo sé empeñan en agradarme
o en desagradarme.

Eso veo. Ya lo tengo claro estoy preparada
para perder
y distinguir cuál será la ventaja que yo saque
o cuál la captura;
qué parte de mi corazón se llevará
quien me persiga y observe
cuánto soy de vulnerable.

Lo tengo claro todo eso de las pérdidas y las
ganancias afectivas o las otras
y no me importa perder el beneficio
porque yo vengo de una habilidad de penitenciarias
y en los correccionales en dónde estuve
siempre me dejaron muy exactamente claro
que el modelo de mi conducta
iba derechito a los peligros y que ganar
en ellos
sería una suerte ingrata para mí.

De todos modos a veces he ganado
una chuchería, una bola o la pieza de un zapato.

Y una vez, sólo una vez, gané
algo complicadamente bueno, algo grande y
prodigioso que ahora con los años
valoro más que nunca.

Pero hoy ya sé que no volverá
la buena estrella
ni el azar
a mi vida
porque mi sublevación y mi trastorno están
conspirando para que
me hunda:

Y a eso no le pondré freno ni me doblegaré.

Ya tengo bastante con mi suficiencia
para el dolor
y una superioridad colérica
para subsistir y
todavía asombrarme de cómo
entre el perder y el ganar
he preferido siempre la sutil y
constante ingenuidad que producen las pérdidas.

Así como si esto fuera un dulce,
me ahorro el terror
del desengaño.

Ed. DVD, 2003