Expulsión de los mercaderes del templo
Bienvenido, hueco; bienvenidas,
fechas señaladas, vidas de tres o cuatro
años en cajas
de cartón. Tanto entregué que se marcha conmigo.
Ni un vacío: vidas de tres o cuatro años,
sus siluetas marcando la pared.
Después, allí donde me hablaban
los encajes, allí donde me hablaban, el edificio
y su diccionario —cuánto dejarían escapar— los pintaron
de blanco. Me acusaron del comercio.
Pequeñas cajas, ¿qué pensasteis de mí?
El poema se prende entre una casa y otra
y entre una casa y otra, de esta manera,
se empieza otra vez.
Bienvenida, pródiga:
¿qué pensaron que haría? Me libré
de los templos. Sonreídme, decid
adiós al hueco: dadnos hoy
la boca que sople y apague el volcán.
de Chatterton
Ed. Visor, 2014
Ed. Visor, 2014