Lugares lejanos
Los muertos de otros planetas vienen a residir aquí, esos que en otros lugares no hallaron espacio. Llegan silenciosos, lejos de los exigentes, de los eternos exigentes, vienen a retirarse para volver a morir, para volver a morir en calma.
Nadie aquí quiere la carta maestra. Nadie quiere ser la sombra de nadie. El vivo es el amigo del difunto y, si es necesario, será su padre o si lo prefiere su hijo. Todo igual, con una pizca de todo colmando la vida eterna.
El agua dócil nos envuelve. ¡Qué bellas las tardes antes de la sepultura! Olvido, olvido bajo las palmas.
Los espíritus nos guían, maravillan nuestros corazones y nuestra voluntad, nos muestran la grandeza tras la pequeñez, la grandeza.
Como consecuencia de nuestro abandono los espíritus nos sostienen, a veces como rinocerontes que cargan, intensos a veces, como para hacer gritar, locos a veces, como una danza sobre un hilo de chispas.
Hay que dejar de luchar. La prudencia, la experiencia, la sed de lo insensato así lo ordenan. Por el golfo, el mundo lejano.
Esta es la patria de los que no han hallado su patria, cabellos del alma flotando libremente.
Henri Michaux
Fot: Claude Cahun, Autorretrato