Ser las raíces. En el subsuelo al que jamás
desciende un rayo. Donde la luz nunca echa un vistazo.
Una rama sin pájaro. Una rama sin hojas.
La fuente de un manantial en la más fina red de fibra
que no debe romperse. El duro trabajo de las raíces.
Sin respiro. (Hasta el sueño de invierno sólo es aparente.)
Almacenar. Alimentar. Saciar. Ser un vínculo mudo
entre el amargo final y la vida. Negado por su propio ser
y tullido para permitir que la flor blanca
celebre el sol,
el poder de la revelación de la belleza.
Ser las raíces. Y no envidiar la flor.
Vizma Belševica
Versión de Jonio González
Fot: Adolf Lazi