Un pedazo de rama muerta aplastando un animal vivo
a la vera del camino un bosque de helechos
enterrarme en la grava suave
bajo algún árbol perenne
me rocíe de almíbar y agujas
sobre los pelos
el hocico manchado de sangre seca
y la mielcita de todas esas coníferas
sellando
los órganos duros tersos jóvenes
para sacarlos luego
desvanecidos entre los dientes carroñeros
un contorno vacío de sustento
un trazo un fiordo
de lo que había en mí:
el ansia, esa vaina.
Celeste Diéguez
Fot. Bogdan Dullsky and Clau Jares