Nadie más que tú
Nadie más que tú pese a las estrellas y a las soledades.
Pese a las mutilaciones de árboles al caer la noche.
Nadie más que tú seguirá su camino que es el mío.
Cuanto más te alejas más crece tu sombra.
Nadie más que tú saludará nunca el mar al alba
cuando cansado de errar yo salido de los bosques tenebrosos
y de los matorrales de ortigas camine hacia la espuma.
Nadie más que tú me pondrá la mano en la frente ni en los ojos.
Nadie más que tú y niego la mentira y la infidelidad.
Puedes cortar la cuerda de esta embarcación anclada.
El águila prisionera en una jaula
roe lentamente los barrotes de cobre cubiertos de verdín.
¡Qué evasión!
Es el domingo señalado por el canto de los ruiseñores
en los bosques de un suave verdor
el hastío de las niñas en presencia de una jaula
en que se agita un canario
mientras en la calle solitaria
el sol desplaza lentamente su línea delgada
sobre la acera caliente.
Cruzaremos otras líneas.
Nadie nadie más que tú.
Y yo solo solo solo como la hiedra marchita
de los jardines suburbanos
solo como el vidrio.
Y tú nadie más que tú.
Robert Desnos
Fot. del autor en un café de París, 1920