Con tus dedos polvorientos rozaste lo indecible.
Extrajiste el ingenio de la arcilla,
la pureza del yeso y la caliza.
Esculpiste en la piedra su cisura
para atisbar en su corte los cimientos.
Tallaste el enigma del lento amanecer.
Robaste al sueño su desvelo
para moldear la transparencia.
Arrancaste del mármol su irisada nobleza
y del herrumbroso fósil la raíz.
Hoy tu rictus es polvo del granito.
El olor de tu nombre
Huerga y Fierro editores, 2007
Fot. Margarita Gil Roësset, anónima
Fot. Margarita Gil Roësset, anónima