En la oscura neblina de París,
Quizás otra vez Modigliani
Camine imperceptible tras de mí.
Su triste naturaleza
Incluso en el sueño me inquieta
De ser culpable de muchas desdichas.
Pero para mí –su mujer egipcia– él es
La música que toca el viejo en el organillo.
Todo el rumor de París se esconde bajo esa música,
Como el rumor de un mar subterráneo
Que ha bebido del dolor
El mal y la vergüenza.