martes, 12 de julio de 2016

Laberinto


Que se vayan las Ariadnas hilo en mano; los insoportables pájaros nictálopes, listos a horadar con los ojos la noche y a explicárnosla… Cuando lo que me gusta es nadar a ciegas en cada caldo de tiniebla; las caídas aparatosas, los ires y venires infinitos y nutritivos del laberinto.


Fot. Retrato de Gesualdo Bufalino, sin datos.