Prevalece el misterio:
que haya amor,
que haya odio,
que existan cuerpos.
Prevalece lo raro:
las relaciones,
los Cantos Gregorianos,
el arte, el corno francés.
Prevalece el incendio de nuestras pasiones,
la rara faz de uno que no se ha ido
sino que se queda
e insiste
por amor y odio.
Prevalecen las extrañas miradas
y los cuerpos que no pueden tocarse
por miedo,
por extrañeza,
por temor.
Prevalece la distancia entre los amigos:
la palabra no dicha,
el gesto guardado,
los silencios
en medio de la ebriedad.
Prevalece que haya los otros y lo otro,
la “otredad”
el más allá de mí
y el más allá de ti,
la extrañeza
de lo que nunca puede alcanzarse.
Prevalece este raro plenilunio.
Prevalece lo raro
A Rainer y Paula Ossott
Junio, 1991