Los ruidos
Cuando uno se ha sumergido largos días en las cosas,
pasando los ojos por las aristas de los muebles,
por las superficies;
cuando uno ha estado largo rato detenido
en cualquier lugar de tránsito, un pasillo,
o en el cuarto de baño, de pie, frente al espejo,
contemplando vagamente
el blanco del lavabo,
sin pensar en realidad en nada,
inmerso en los rumores que van llegando:
una moto lejana,
una puerta metálica, al cerrarse,
el melancólico silbo del tren;
uno se dice: esto... Yo..., a palpas,
con un velo en los ojos, tal vez abiertos
a un mundo más lejano,
como un radar orientado
a lo más decisivo: el vago gesto
de alguien que dijera: arriba,
el mar, los años, esas piedras
de los pretiles.
de "Erosión" 1968 - 1971