Con indolente sencillez regresa el cuerpo, a veces, a su intemperie, como si se adentrara en un huerto solitario por el mero hecho de una pequeña predisposición, o permitiera que el alma se hiciese visible por completo. Entonces recorren el paisaje evidencias casi irreconocibles, como llegadas de un tiempo remoto o futuro, señales de todas partes que se abrazan a nuestra más íntima frontera y nos susurran al oído una consigna, acaso una canción antigua que aún recordamos. Todo se vuelve silencioso. Todo significa sin necesidad de haber sido expresado. El despojo atrae la compañía. Sólo la desnudez accede a lo evidente.
El que se busca añora la transparencia.
Yama futokoro no
hadaka to nari
En la más honda espesura de la montaña,
llegar a la desnudez.
Taneda Santôka
El monje desnudo. 100 Haikus
Ed. Miraguano, 2006
Texto introductorio de José Manuel Martín Portales
Edición y traducción de Vicente Haya y Akiko Yamada
Fot. Nobuyoshi Araki