martes, 13 de febrero de 2018

El ignorante


Cuanto más envejezco, más crezco en ignorancia, 
cuanto más he vivido, menos poseo y menos reino. 

Todo lo que tengo es un espacio alternativamente 
nevado o brillante, pero nunca habitado. 

¿Dónde está el dador, el guía, el guardián? 

Permanezco en mi cuarto y de momento me callo 
(el silencio, como un sirviente, viene a poner un poco de orden), 
y espero a que las mentiras se aparten una a una: 
¿qué queda? ¿Qué le queda a quien muere 
que le impide morir? ¿Qué fuerza 
le hace hablar aún entre sus cuatro paredes?

De “El ignorante
Ed Pre-Textos, 2006
Ed. y trad.  Rafael-José Díaz