martes, 13 de febrero de 2018

Piedra


Meterme en una piedra
ese sería mi camino.

Deja que otro se convierta en una paloma
o que rechine con el diente de un tigre.

Soy feliz de ser una piedra.

Por fuera la piedra es una adivinanza:
nadie sabe cómo resolverla.

Sin embargo dentro, debe ser fresca y silenciosa
aunque una vaca la pise con toda su fuerza,
aunque un niño la arroje a un río;
la piedra se hunde, lenta, imperturbablemente
hacia el fondo del río
donde los peces vienen a llamar en ella
y escuchan.

He visto salir chispas
cuando dos piedras se frotan,
así, quizás, dentro no esté oscuro después de todo;
quizás haya una luna que brilla
desde alguna parte, como detrás de una colina,
suficiente luz para descifrar
los extraños escritos, el mapa de estrellas
en las paredes interiores.

Piedra