Noche de la buena soledad
Escucha, es el pájaro más lejano del mundo el que canta,
La noche fluye unificada, expandida.
Los geranios,
Y la rama más alborotada de la estación, oyen la luna.
La escalera delante del edificio,
La puerta sosteniendo con la mano una linterna
Y en el fresco derroche de la brisa,
Escucha: el sendero llama a tus pasos desde lejos.
Tus ojos apenas son el ornato de las tinieblas.
Sacude pues los párpados, ponte los zapatos y ven.
Ven al lugar donde el plumón de la luna despierta tus dedos,
Donde el tiempo se sentará sobre la tierra dura, junto a ti,
Y absorberá los salmos nocturnos de tu cuerpo como fragmentos de un canto.
Allí hay un místico que te dirá:
Lo mejor es alcanzar una mirada impregnada todavía del súbito
Acontecer del amor.
Ediciones del Oriente y del Mediterráneo, 2010.
Traducción: Clara Janés
Fot. Diane Powers