8 de Enero de 1938
No es de ningún modo ridículo o absurdo que, pensando en matarse, a uno le fastidie y le espante caer bajo un automóvil o coger una enfermedad.
Aparte la cuestión del mayor o menor dolor, hay que tener en cuenta que querer matarse es desear que la propia muerte tenga un significado, sea una suprema elección, un acto inconfundible. Por eso es natural que el suicida no tolere el pensamiento de caer por casualidad bajo un vehículo o reventar de pulmonía o algo carente de sentido.
Ojo, pues, a las encrucijadas y a las corrientes de aire.
Cesare Pavese
El oficio de vivir
Ed. Seix Barral, 2001
Trad. Ángel Crespo
Fot. Ray K. Metzker
Philadelphia, 1962