A veces me quedo dormido encogido así hasta medianoche y, al despertarme, levanto la cabeza y me doy cuenta de que tengo el pantalón empapado en la rodilla, es la saliva de haber dormido acurrucado como un gatito en invierno, como la madera de un balancín, porque puedo permitirme el lujo de abandonarme, aunque nunca esté abandonado, estoy solo para poder vivir en una soledad poblada de pensamientos, porque soy en parte un héroe del infinito y de la eternidad, y al Infinito y a la Eternidad les gustan las personas como yo.
Ed. Galaxia Gutenberg, 2012
Trad. Mónica Zgustova