TRES
VII
La luz del sol se extinguió
nuestras bocas temores corazones pulmones brazos esperanzas
pies manos
bajo nosotros el callado Mediterráneo más azul
de lo que habíamos imaginado
algunos gritos surcando
el alto aire
una vela un barco de pesca alguien un espectáculo invisible
quizá ciertos nadies riéndose débilmente
jugando moviéndose lejos debajo de nosotros
quizá una casa de campo prendida como los trozos
de una cometa de los árboles, aquí
y aquí reflejándose
la luz del sol
(por todas partes luz del sol penetrante completa
silenciosa
y por todas partes tú tus besos tu carne espíritu respirando
junto debajo en torno a mí)
después
un denso color se alzó contra el cielo y el maravilla
finalmente tus ojos me
conocieron, nos sonreímos, dejándonos, observando
(tumbados, en
la hierba de un
acantilado) lo que había sido otra
cosa convirtiéndose en nosotros cuidadosa lenta fatalmente
mientras en el mismo centro del fuego todo
el mundo se volvía brillante y un poco evanescente
E.E. Cummings
Traducción de José Casas
Fot: Eduardo Salvatore