Cuando gritamos por primera vez en el día, llevamos con nosotros la pérdida de un mundo oscuro, áfono, solitario y líquido. Siempre ese lugar y ese silencio nos serán sustraídos. Siempre una caverna negra, caminos subterráneos, sombras frente a uno mismo, límites sombríos, una orilla mojada hechizan las almas de los hombres, en todas partes. Todos los vivíparos tienen su guarida. Es la idea de un lugar que no sería mío sino yo en persona.
Se trata de un lugar antes que de un cuerpo.
La intimidad que hace remontar en el interior de uno mismo al mundo más antiguo es el bien más raro.
Siempre nos salva una confidencia que no confiaríamos a nadie, que por necedad no confesaríamos siquiera a nosotros mismos.
Quien tiene un secreto, tiene un alma.
Pascal Quignard
La barca silenciosa
Ed. Libros del último hombre
Trad: Meritxell Martínez
Fot: Edward Steichen
Louise Brooks