Sí, sí, calladito, calladito
UN LOCO DE LOS DE POR AQUÍ
Mañana me levantarán a gritos
para la ducha, y mi mano derecha
abrazará a la izquierda
y caerá la lluvia
sobre mi estómago
y la tiniebla
me abrazará otra vez
y será la penitencia soportarme
como la andadura del sueño
hecho para no nacer: porque soy
un sacerdote de la nada
y todos los días fingiré que existo.
Fot. Emery P. Reves-Biro