¿Sientes gemir la mano en la baranda, sientes también la mano aunque no gima aferrada a los hierros ferroviarios, tanteando las puertas más inhóspitas, adrede empavonadas de hollín y cardenillo? ¿No ves de súbito la sombra surcando los andenes, la estás viendo reptar bajo la marquesina donde un anónimo viajero se despide de nadie, donde tú mismo esperas la llegada de un tren que ya se ha ido?
José Manuel Caballero Bonald
Romance fronterizo
de "Laberinto de fortuna"
Fot. Deborah Turbeville