domingo, 31 de julio de 2016

Eras tan raro


Mañana, en cuanto amanezca, iré a visitar tu tumba, papá. Me han dicho que la hierba crece salvaje entre sus grietas y que jamás lucen flores frescas sobre ella. Nadie te visita. Mamá se marchó a su tierra y tú no tenías amigos. Decían que eras tan raro... Pero a mí nunca me extrañó. Pensaba que entonces tú eras un mago y que los magos eran siempre grandes solitarios.

Adelaida García Morales  El Sur
Ed. Anagrama, 2003

Fot. Retrato de Adelaida García Morales, anónima

Ciego


El ciego amor no sabe de distancias
y, sin embargo, el corazón desierto
todo su espacio para mucho olvido
le da lugar para perderse a solas
entre cielos abismos y horizontes.
Cuando me quieres, al mirarme adentro, 
mientras la sangre nuestra se confunde, 
una redonda lejanía profunda 
hace posible nuevas ilusiones. 
Ser tuyo es renacerme porque logras 
borrar, hundir, que se retiren todos 
los espejos, los muros de mi alma.
Blancura del amor. Con cuánto fuego 
se anunció tu presencia. Tengo ahora 
la luz de aquel incendio y un vacío 
donde esperar, donde temer tu vida.

El ciego amor no sabe de distancias

Kentucky, 1964

sábado, 30 de julio de 2016

Silencio


Pues en la hora oscura, tal vez la más oscura, en pleno día, ocurrió esa cosa que no quiero siquiera intentar definir. En pleno día era noche, y esa cosa que no quiero todavía definir es una luz tranquila dentro de mí, y la llamaría alegría, alegría mansa. Estoy un poco desorientada como si me hubieran arrancado el corazón, y en lugar de él estuviera ahora la súbita ausencia, una ausencia casi palpable de lo que antes era un órgano bañado de oscuridad, de dolor. No estoy sintiendo nada. Pero es lo contrario del sopor. Es un modo más leve y más silencioso de existir.

Pero también estoy inquieta. Yo estaba organizada para consolarme de la angustia y del dolor. Pero cómo es que me arreglo con esa simple y tranquila alegría. Es que no estoy acostumbrada a no necesitar de mi propio consuelo. La palabra consuelo me llegó sin sentir, y no lo noté, y cuando fui a buscarla, ella se había transformado ya en carne y espíritu, ya no existía más como pensamiento.

Voy entonces a la ventana, está lloviendo mucho. Por hábito estoy buscando en la lluvia lo que en otro momento me serviría de consuelo. Pero no tengo dolor que consolar.

Ah, lo sé. Ahora estoy buscando en la lluvia una alegría tan grande que se torne aguda, y que me ponga en contacto con una agudeza que se parezca a la agudeza del dolor. Pero es una búsqueda inútil. Estoy frente a la ventana y sólo ocurre eso: veo con ojos benéficos la lluvia, y la lluvia me ve de acuerdo conmigo. Ambas estamos ocupadas en fluir. ¿Cuánto durará mi estado? Percibo que, con esta pregunta, estoy palpando mi pulso para sentir dónde está el latir dolorido de antes. Y veo que no está el latido de dolor.

Sólo eso: llueve y estoy mirando la lluvia. Qué simplicidad. Nunca creí que el mundo y yo llegáramos a este punto de acuerdo. La lluvia cae no porque me necesite, y yo la miro no porque necesite de ella. Pero nosotras estamos tan juntas como el agua de lluvia está ligada a la lluvia. Y no estoy agradeciendo nada. Si, después de nacer, no hubiera tomado involuntaria y forzadamente el camino que tomé, yo habría sido siempre lo que realmente estoy siendo: una campesina que está en un campo donde llueve. Sin siquiera dar las gracias a Dios o a la naturaleza. La lluvia tampoco da las gracias. No hay nada que agradecer por haberse transformado en otra. Soy una mujer, soy una persona, soy una atención, soy un cuerpo mirando por la ventana. Del mismo modo, la lluvia no está agradecida por no ser una piedra. Ella es la lluvia. Tal vez sea eso lo que se podría llamar estar vivo. No es más que esto, sólo esto: vivo. Y sólo vivo de una alegría mansa.

Clarice Lispector  Silencio
Ed. Grijalbo, 1995
Traducción: Cristina Peri Rossi

Lo que no se hace


Con los años he ido aprendiendo que nadie tiene su momento, que no hay un tiempo por venir al que confiar las cosas y que todo lo que no se hace, se pierde para siempre.

Miguel Ángel Hernández
Intento de escapada
Ed. Anagrama 2013

viernes, 29 de julio de 2016

Curvas


No es la línea recta la que me atrae, dura, inflexible, creada por el hombre. La que me atrae es la curva libre y sensual. La curva que encuentro en las montañas de mi país, en la sinuosidad de sus ríos, en las nubes del cielo y en las olas del mar. De curvas está hecho el universo, el universo curvo de Einstein.

Un pueblo sin moscas


Un pueblo sin moscas quiere decir que es un pueblo limpio; un pueblo sin frailes revela que tiene buen sentido, y un pueblo sin carabineros indica que su estado no tiene fuerza; cosas todas que me parecen excelentes.

Ed. Alianza, 2005

Fot. Ernest Hemingway visita en el hospital a Pío Baroja, que moriría pocos días después, 1956

jueves, 28 de julio de 2016

Sólo a veces


No me parece, dijo Austerlitz, que comprendamos las leyes que rigen el retorno del pasado, pero cada vez me parece más como si no hubiera tiempo, sino diversos espacios, imbricados entre sí, entre los que los vivos y los muertos, según el talante en que se encuentran, van de un lado a otro, y cuanto más lo pienso tanto más me parece que nosotros, los que todavía nos encontramos con vida, a los ojos de los muertos somos irreales y sólo a veces, en determinadas condiciones de luz y requisitos atmosféricos, resultamos visibles.

Ed. Anagrama 2002
Trad. Miguel Sáenz

Sentencia 5


Hacer depender. No hace el numen el que lo dora, sino el que lo adora: el sagaz más quiere necesitados de si que agradecidos. Es robarle a la esperanza cortés fiar del agradecimiento villano, que lo que aquella es memoriosa es éste olvidadizo. Más se saca de la dependencia que de la cortesía: vuelve luego las espaldas a la fuente el satisfecho, y la naranja exprimida cae del oro al lodo. Acabada la dependencia, acaba la correspondencia, y con ella la estimación. Sea lección, y de prima en experiencia, entretenerla, no satisfacerla, conservando siempre en necesidad de si aun al coronado patrón; pero no se ha de llegar al exceso de callar para que yerre, ni hacer incurable el daño ajeno por el provecho propio.

Ed. Cátedra, 2005

Fot. Jan Saudek Deep Devotion of Veronika, 1994

miércoles, 27 de julio de 2016

Sé que existo


Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
(...)
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne, pero será otro hombre.

Muerte en el olvido

Autumn leaves

Aún me atrevo


Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.

En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay

Mendiga voz

martes, 26 de julio de 2016

Esta hora tardía


Ocurre incluso a esta hora tardía:
la llegada del amor, la llegada de la luz.
Despiertas y las velas parecen encenderse por sí solas,
las estrellas se congregan, los sueños fluyen en tus almohadas,
exhalando cálidos racimos de aire.
Incluso en esta hora tardía brillan los huesos del cuerpo
y la ceniza del mañana arde hecha aliento.

La llegada de la luz

Fot. Sabrina Biancuzzi Entre deux (serie)

Lo que aún no es


(...)
Para poder ser quien aún no eres
debes seguir el sendero en que no estás.
Y sólo sabes lo que ignoras
y lo que no tienes es lo que tienes
y estás donde no estás.

Ed. Cátedra, 2006
Trad. Esteban Pujals Gesalí

lunes, 25 de julio de 2016

Ausente


Hagamos como si estuviera solo en el mundo, cuando en realidad soy el único ausente.

Samuel Beckett
El innombrable
Ed. Alianza, 2006
Trad. Rafael Santos Torroella

Fot. Masao Yamamoto

Una sombra parecía


Tú vives siempre en tus actos.
Con la punta de tus dedos
pulsas el mundo, le arrancas
auroras, triunfos, colores,
alegrías: es tu música.
La vida es lo que tú tocas.

De tus ojos, sólo de ellos,
sale la luz que te guía
los pasos. Andas
por lo que ves. Nada más.

Y si una duda te hace
señas a diez mil kilómetros,
lo dejas todo, te arrojas
sobre proas, sobre alas,
estás ya allí; con los besos,
con los dientes la desgarras:
ya no es duda.
Tú nunca puedes dudar.

Porque has vuelto los misterios
del revés. Y tus enigmas,
lo que nunca entenderás,
son esas cosas tan claras:
la arena donde te tiendes,
la marcha de tu reloj
y el tierno cuerpo rosado
que te encuentras en tu espejo
cada día al despertar,
y es el tuyo. Los prodigios
que están descifrados ya.

Y nunca te equivocaste,
más que una vez, una noche
que te encaprichó una sombra
-la única que te ha gustado-.
Una sombra parecía.
Y la quisiste abrazar.
Y era yo.

domingo, 24 de julio de 2016

Palabra inesperada



Cuando recibo una palabra inesperada
la retengo y vigilo sus diferentes porvenires
hasta que alguno de ellos
de pronto se recuerda se incorpora
y no hay palabra ya
sino un gran viento que me empuña.

Decir
De: Las cacerías, 1976

La sombra de mi alma


Vivir es una especie de locura que la muerte comete. Porque en ellos vivimos, vivan los muertos. De repente las cosas no tienen por qué tener sentido. Me satisfago en ser. ¿Tú eres? Estoy seguro de que sí. El sinsentido de las cosas me provoca una sonrisa de complacencia. Todo, sin duda, debe de estar siendo lo que es. Hoy es un día de nada. Hoy es hora cero. ¿Existe por casualidad un número que no sea nada? ¿Qué es menos que cero? ¿Qué comienza en lo que nunca ha comenzado porque siempre era?, y ¿era antes de siempre? Me adhiero a esta ausencia vital y rejuvenezco por entero, al mismo tiempo contenido y total. Redondo sin principio ni fin, soy el punto antes del cero y del punto final. Camino sin parar del cero al infinito. Pero al mismo tiempo todo es tan fugaz. Siempre fui e inmediatamente dejaba de ser. El día transcurre a su aire y hay abismos de silencio en mí. La sombra de mi alma es el cuerpo.

Clarice Lispector Un soplo de vida
Ed. Siruela 2016
Trad. Mario Merlino

sábado, 23 de julio de 2016

El tejido de una servilleta


Mientras ellos hablaban todo el
tiempo de la nueva moral 
ella me exploraba con sus ojos
y cuando me levanté para marcharme
sus dedos fueron como el tejido
de una servilleta japonesa de papel.

El encuentro
Versión de Javier Calvo

En algún lugar, ni siquiera la lluvia



En algún lugar 
al que nunca he viajado,
felizmente más allá de toda experiencia,
tus ojos tienen su silencio:
En tu gesto más frágil hay cosas que me rodean
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.
Con solo mirarme, me liberas.
Aunque yo me haya cerrado como un puño,
siempre abres, pétalo tras pétalo mi ser,
como la primavera abre 
con un toque diestro y misterioso su primera rosa. 
O si deseas cerrarme, 
yo y mi vida nos cerraremos muy bella, súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosa por doquier.
Nada que hayamos de percibir en este mundo 
iguala la fuerza de tu intensa fragilidad, 
cuya textura me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.
Ignoro tu destreza para cerrar y abrir
pero, cierto es que algo me dice 
que la voz de tus ojos 
es más profunda que todas las rosas...
Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas.

En algún lugar, ni siquiera la lluvia...

Fot. Louise Brooks / Paisaje sin datos

viernes, 22 de julio de 2016

Misterio


Ay de aquel para el cual el otro haya dejado para siempre de ser un misterio, y se transforme en un libro abierto: este hombre ha muerto para el amor.

Leopoldo María Panero
Cita en  El contorno del abismo. Vida y leyenda de Leopoldo María Panero
de J. Benito Fernández 
Ed. Tusquets, 2006

Lectura y sensibilidad


Alguien que haya leído el canto XXIV de la Ilíada – el encuentro nocturno entre Príamo y Aquiles- o el capítulo en que Aliosha Karamazov se arrodilla ante las estrellas, que haya leído el capítulo XX de Montaigne (Que philosopher c´est apprendre l´art de mourir) y el empleo que de éste hace Hamlet y que no se inmute, cuya aprehensión de su propia vida permanezca inalterable, que de alguna manera sutil pero radical no mire de modo distinto el cuarto en que se mueve o al que llama a su puerta, éste ha leído sólo con la ceguera de la mirada física. ¿Pueden leerse Ana Karenina o a Proust sin experimentar una flaqueza o una dimensión nuevas en el centro mismo de nuestra sensibilidad sexual?.

George Steiner 
Lenguaje y Silencio
Ed. Gedisa, 2013
Trad. Miguel Ultorio

Cecil Touchon 
Palimpsest Asemic Correspondence

jueves, 21 de julio de 2016

La emoción


Nada hay más penoso que el instante que sucede a la emoción: el vacío que deja tras sí nos causa una mayor infelicidad que la privación misma del objeto cuyo deseo nos excitaba. Lo más difícil de soportar para un jugador no es haber perdido, sino dejar de jugar.

Madame de Staël  De la influencia de las pasiones
Ed. Berenice, 2007
Trad. David Marín Hernández

Fot: Leos Carax Les amants du Pont-Neuf

A qué vine


¿Qué que vine a hacer aquí? ¡La gran pregunta! ¿Y qué estuve haciendo allá? (…) Vienen aquí muchos, como vinimos nosotros, cargados con su yo, con toda su ausencia a cuestas (…) ¿Qué vine a hacer aquí? Vine a no saberme, vine a estar. Hago: leo, estudio, escribo, miro, estoy. Estoy en lo que hago, soy lo que hago. Estoy en lo que miro. Soy lo que miro. No estoy. Dejo de estar frente a mí misma (…) Quiero estar aquí. Por eso vine. Simplemente vine para querer estar donde estoy. Sorprendente respuesta, por inesperada. Lo que pensé que sería un adiós definitivo a este lugar resulta ser un encuentro. Un encuentro más allá de lo esperado, más allá de cualquier idea de encuentro o desencuentro.

Chantal MaillardIndia. Obra Reunida
Ed. Pre-Textos, 2014

miércoles, 20 de julio de 2016

Observar y nunca olvidar



En “El final de la imaginación”, esta activista (Arundhati Roy) describía su ideal de vida de esta manera: “Amar. Ser amado. No olvidar nunca la propia insignificancia. No acostumbrarse nunca a la violencia incalificable y a la vulgar incongruencia de la vida a tu alrededor. Buscar la alegría en los lugares más tristes. Perseguir la belleza hasta su guarida. No simplificar nunca lo complicado ni complicar lo sencillo. Respetar la firmeza y la decisión, pero nunca la fuerza. Por encima de todo, observar. Probar y aprender de los errores. No mirar nunca hacia otro lado. Y nunca, nunca olvidar."

Chantal Maillard
India. Obra Reunida
Ed. Pre-Textos, 2014

Pues muy bien


Pues muy bien
Aléjate de mí         Dame por favor un empujón
No dejes que te entienda           No me prestes atención
O puede que nos desplomemos juntos
Despersonalizados
Idénticos
En el tremendo Nirvana del
Yo tú—tú—yo


Fot. Retrato de Mina Loy, sin datos

martes, 19 de julio de 2016

Las magdalenas


Mandó mi madre por uno de esos bollos, cortos y abultados, que llaman magdalenas, que parece que tienen por molde una valva de concha de peregrino. Y muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por la perspectiva de otro tan melancólico por venir, me llevé a los labios unas cucharadas de té en el que había echado un trozo de magdalena. Pero en el mismo instante en que aquel trago, con las miga del bollo, tocó mi paladar, me estremecí, fija mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. Un placer delicioso me invadió, me aisló, sin noción de lo que lo causaba. Y él me convirtió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; pero, mejor dicho, esa esencia no es que estuviera en mí, es que era yo mismo. Dejé de sentirme mediocre, contingente y mortal. ¿De dónde podría venirme aquella alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del té y del bollo, pero le excedía en, mucho, y no debía de ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía y qué significaba? ¿Cómo llegar a aprehenderlo? Bebo un segundo trago, que no me dice más que el primero; luego un tercero, que ya me dice un poco menos.

Marcel Proust, En busca del tiempo perdido
Ed. Alianza, 2011
Trad. Pedro y Jaime Salinas

Fot. Marcel Proust, sin datos

Carta a Diego




Diego:
Nada comparable a tus manos, ni nada igual al oro-verde de tus ojos. Mi cuerpo se llena de ti por días y días. Eres el espejo de la noche. La luz violeta del relámpago. La humedad de la Tierra. El hueco de tus axilas es mi refugio. Toda mi alegría es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos de mis nervios que son los tuyos, tus ojos, espadas verdes dentro de mi carne, ondas entre nuestras manos. Solo tú en el espacio lleno de sonidos. En la sombra y en la luz; tú te llamarás auxocromo, el que capta el color. Yo cromóforo, la que da el color. Tú eres todas las combinaciones de números. La vida. Mi deseo es entender la línea, la forma, el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.
Frida

lunes, 18 de julio de 2016

Los solitarios


En aquel tiempo, los Solitarios aún eran amados. Así conocí la felicidad, en el frescor de los árboles. Embellecí mi vida con días que no había vivido.

Pascal Quignard, Albucius
Ed. El cuenco de plata, 2010
Trad. Betina Keizman

Fot. Helen Levitt. New York , 1938

Mirada


Solo los ladrones, los espías, los amantes, los diplomáticos y todos los esclavos conocen los recursos y los deleites de la mirada.

domingo, 17 de julio de 2016

Lo diferente


Una rabia silenciosa se apoderaba entonces de Lej. Miraba solemnemente a los pájaros encerrados en las jaulas, mascullaba algo para sus adentros. Finalmente, después de un estudio prolongado, elegía al pájaro más robusto, lo ataba a su muñeca, y mezclaba los ingredientes más diversos para preparar pinturas pestilentes de distintos colores. Lej daba vuelta al pájaro y le pintaba las alas, la cola y el pecho con todos los tonos del arco iris hasta que su aspecto era más llamativo que un ramillete de flores silvestres.(...) El pájaro empezaba a piar y atraía a una bandada de su misma especie que revoloteaba inquieta sobre nuestras cabezas.(...) Lej me hacía una seña para que soltara al prisionero. Este se elevaba, dichoso y libre, como una mancha irisada contra el fondo de nubes, y se integraba en seguida en el seno de la bandada marrón que lo aguardaba. Los pájaros quedaban fugazmente desconcertados. El pájaro pintado describía círculos de un extremo de la bandada a otro, esforzándose en vano por convencer a sus congéneres de que era uno de ellos. Pero, deslumbrados por sus colores brillantes, los otros pájaros volaban alrededor de él sin convencerse. Cuanto más se obstinaba el pájaro pintado por incorporarse a la bandada, más le alejaban. No tardábamos en ver cómo una tras otra, todas las aves de la bandada protagonizaban un ataque feroz. Al cabo de poco tiempo la imagen multicolor se precipitaba a tierra. Cuando por fin encontrábamos el pájaro pintado, casi siempre estaba muerto.

Jerzy Kosinski El pájaro pintado
Ed. Debolsillo, 2011
Trad. Eduardo Goligorsky

sábado, 16 de julio de 2016

El mar


También el mar, hoy,
tiene el alma llena de madurez.
-Se le oye la adolescencia
en el vidrio del aire
llena de fragmentos de vísperas
y de intactas navegaciones oscuras.-
Así. Más allá. Ahora de la sombra:
¿No te duele el canto,
-redondez tibia de beso preciso-
del sol en la sombra?"

También el mar, hoy
De "Mar ao Norde" 1932

Fot, Iceberg 1861, sin datos

Nada hubo


Sin que nadie lo supiera
hubo un momento puro
en el que nada hubo.
Ahora,
en la palma del agua,
de la sombra el fruto del instante aquel.

Mar ao Norde, 1932

viernes, 15 de julio de 2016

Contar los días


Jano tiene cien años y ha decidido sentarse bajo el níspero a contar los días, sin ceder a las tentaciones mundanas. Le parece una decisión juiciosa y adecuada a las circunstancias. No hará nada, dejará vagar sus pensamientos como nubes, más allá de las hojas.

Luigi Pintor, El níspero, 2001
Ed. Aleph Editores, 2012
Trad. Helena Águila Ruzola

Fot. Masao Yamamoto

Fotografía


Lo que la Fotografía reproduce de manera infinita solo ha ocurrido una única vez: la Fotografía repite mecánicamente lo que nunca podría repetirse existencialmente.

Roland Barthes

Fot. George Brassaï

jueves, 14 de julio de 2016

Brindis


Bebo por la casa derruida,
Por la soledad, juntos,
Por esta maldita vida mía
Y por ti, bebo, 
Por la mentira de la boca que me traicionó,
Por el frío de muerte en la mirada,
Porque es cruel y torpe el mundo,
Por aquello que Dios no salvará.

Brindis, 1934

Fot. Retrato de Anna Ajmátova, sin datos.

Deseo


El deseo es el motor de la vida. La urgencia que nos estimula a seguir adelante, con paradas intermedias, pero sin un destino final, salvo la muerte. La magnífica plenitud que sentimos después de una comida, del sexo, de un buen libro o de una conversación inteligente es inevitablemente breve. Queremos y deseamos por naturaleza y llenamos de contenido ese vacío, mientras narramos nuestra vida interior. Para bien o para mal, le damos un sentido que, necesariamente, está conformado por el lenguaje y la cultura en la que vivimos. Dar sentido puede que sea la seducción última de los seres humanos.

Siri Hustvedt 
Vivir, pensar, mirar
Ed. Anagrama, 2014
Trad. Cecilia Ceriani

miércoles, 13 de julio de 2016

La tristeza inexpresiva


La tristeza inexpresiva 
Abrió sus dos ojos enormes, 
El florero al despertar 
Del cristal arrojó las flores. 

Todo el cuarto se invadió
De una lánguida -¡dulce medicina! 
Este reino tan pequeño 
Tanto sueño ha devorado. 

Un poco de vino rojo,
-Otro poco de sol de mayo-
Y rompiendo un delgado bizcocho
La blancura de dedos finos.

La tristeza inexpresiva, 1909
Versión de Jorge Bustamante García

Escapar de la jaula


Cuando salgamos del enfrascamiento de nuestro propio ego y cuando escapemos como ardillas de la jaula que es nuestra personalidad para volver nuevamente al bosque, temblaremos de frío y de miedo. Entonces nos pasarán cosas que harán que no sepamos quiénes somos. La vida, fresca y reveladora, se nos adentrará.

D. H. Lawrence

Fot. Judith in den Bosch

martes, 12 de julio de 2016

El jardín


Desde la galería del estudio sólo se veía el jardín interior del templo, la residencia principal interrumpía la vista. Era un jardín oblongo, no muy artístico, pero la luna bañaba la mitad de su superficie, de modo que hasta las piedras exhibían colores variados por efectos de las luces y sombras. Una azalea blanca parecía flotar en la oscuridad. El arce rojo que se levantaba cerca de la galería aún tenía hojas tiernas, pero la noche los oscurecía. En la primavera, la gente solía tomar por pimpollos las yemas rojo-brillante de aquel árbol y preguntaban de qué flor se trataban.

Yasunari Kawabata,
Lo bello y lo triste
Ed. Emecé, 2008
Trad. Nélida M. de Machain

Fot. Masao Yamamoto

Laberinto


Que se vayan las Ariadnas hilo en mano; los insoportables pájaros nictálopes, listos a horadar con los ojos la noche y a explicárnosla… Cuando lo que me gusta es nadar a ciegas en cada caldo de tiniebla; las caídas aparatosas, los ires y venires infinitos y nutritivos del laberinto.


Fot. Retrato de Gesualdo Bufalino, sin datos.

lunes, 11 de julio de 2016

Te espero


Te espero y cada día
me consumo despacio
y me he olvidado de tu rostro.
Me preguntan si mi desesperación
es igual a tu ausencia
no, es algo más:
es un gesto de muerte fija
que no sé regalarte

Hálito


El hálito de la vida

El hálito de la vida habita en violentos vientos de cambio
unidos al aire de la destrucción.
Pero si quieres inspirar vida profunda, suntuosa,
en el silencio y la oscuridad, respira solo
y no veas nada.

sábado, 9 de julio de 2016

Los otros


… "el infierno son los otros" ha estado mal comprendido. Se ha creído que quise decir con eso que las relaciones con los otros siempre están contaminadas. Que siempre son relaciones infernales. Ahora bien, lo que yo quiero decir es totalmente distinto. Quiero decir que si las relaciones que establecemos con los demás son retorcidas, viciadas, entonces el otro no puede ser más que el infierno. ¿Por qué? Porque en el fondo los otros son aquello que hay importante en nosotros mismos para nuestro propio conocimiento de nosotros mismos. Cuando nos pensamos, cuando intentamos el conocimiento de nosotros mismos, en el fondo usamos los conocimientos que los otros ya tienen acerca de nosotros y que nos han cedido para que nos juzguemos. Lo que yo digo sobre mí siempre contiene el juicio del otro. Lo que yo siento en mí está viciado del juicio de los demás. Lo cual quiere decir que si establezco mal las relaciones me coloco en total dependencia con respecto a los demás. Y entonces estoy efectivamente en un infierno. Y existe una cantidad de gente en el mundo que están en un infierno porque dependen excesivamente del juicio de los demás. Pero esto no quiere decir en absoluto que no se pueda tener vínculos con los otros. Esto quiere decir simplemente que los demás tienen una importancia capital para cada uno de nosotros.

Jean Paul Sartre.
Un teatro de situaciones
Ed. Losada, 1979.
Textos escogidos por Michel Contat y Michel Rybalka

Fot. Alejandro Marcos

Foto de familia


Saul Bellow (izquierda) con sus padres y hermanos. Montreal, c1920

viernes, 8 de julio de 2016

Los males


No son los males violentos los que nos marcan, sino los males sordos, los insistentes, los tolerables, aquellos que forman parte de nuestra rutina y nos minan meticulosamente como el tiempo.

Emil Cioran

Fot. Mert &Marcus  Christina Ricci 

Vagabundo


No hay escapatoria. No se puede ser un vagabundo y un artista y aún así ser un buen ciudadano, un hombre sano, honrado. Tú quieres emborracharte, así que debes aceptar la resaca. Si dices que sí a la luz del sol y a tu pura fantasía, tienes que decir sí a la inmundicia y la náusea. Todo está dentro de ti, el oro y el barro, la felicidad y el dolor, la risa de la infancia y la aprehensión de la muerte. Di que sí a todo, no eludas nada. No trates de mentirte a ti mismo. Tú no eres un buen ciudadano. No eres un griego. No eres armonioso, o el dueño de ti mismo. Tú eres un pájaro en la tormenta. Deja que la tormenta te lleve! ..¡Cuánto has mentido!…

Hermann Hesse, El caminante
Ed. Caro Raggio, 2013
Trad. Lorenzo Zabala y Ana Mª Carvajal Hoyos

jueves, 7 de julio de 2016

Lungo silenzio acceso



...un lungo silenzio acceso
dopo un lunghissimo bacio.


Prendo el cigarrillo
como si fuera una hoja de tabaco
y aspiro ávidamente
la ausencia de tu vida.
Es tan hermoso sentirse fuera,
deseoso de verme
y nunca escuchado.
Soy cruel, lo sé,
pero la jerga de los poetas es ésta:
un largo silencio encendido
después de un larguísimo beso.